Valle ha elegido para su libro el mismo título que le dio a la ciudad el capo mafioso Meyer Lansky en la década de los 50, “la puerta de las Américas”, si bien han sido muchos los que han querido bautizar a La Habana, como el científico alemán Alexander von Humbolt, que la llamó “ciudad de la inteligencia americana”, o como, más recientemente, el escritor Antonio José Ponte, que se ha referido a ella como “una ciudad en ruinas”.
Para Albert Einstein, la capital cubana fue “la ciudad de los asombros” y para Ernest Hemingway “la llave del Golfo de México”, mientras que para el también norteamericano rockero Elvis Presley fue “la capital musical del nuevo mundo”, aunque quien vio su valor estratégico con más claridad tal vez fuese el mismísimo David Rockefeller al asegurar: “Una ciudad que nos haría mucha falta para conquistar América”.