Los partidos italianos apuntan ya a que el actual presidente de la República, Sergio Mattarella, repita en el cargo, pese a que ha dejado claro en los últimos meses que se quiere retirar, como solución a la parálisis que vive el país por el proceso para renovar ese puesto, lo que está frenando también la actividad del Gobierno.
La séptima votación del proceso concluyó de nuevo sin acuerdo: Mattarella recibió 387 papeletas, mientras que hubo 60 en blanco y 380 abstenciones, mientras que el quórum necesario son 505, mayoría absoluta de 1.009 electores que tienen derecho a participar.
"Los italianos no se merecen más días de desconcierto. Tengo la conciencia tranquila, he hecho numerosas propuestas, todas de alto nivel, todas rechazadas por la izquierda. Defendemos que Mattarella sigua en el Quirinal (sede de la Jefatura del Estado) y Mario Draghi en el Gobierno", escribió el líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini.
"Mantener a Mattarella en el Quirinal y a Draghi en el Gobierno es la única forma de sacar a Italia de esta locura", anotó el ex primer ministro, Matteo Renzi, en las redes sociales.
El líder del progresista Partido Demócrata (PD), Enrico Letta, colgó una fotografía en Twitter en la que se podía leer "Gracias presidente Mattarella", mientras que el de Forza Italia, Silvio Berlusconi, y el del Movimiento 5 Estrellas (M5S), Giuseppe Conte, dijeron que es el único que puede garantizar la unidad.
Sin embargo, esta idea fue criticada por la líder del ultraderechista Hermanos de Italia, Giorgia Meloni: "Me asombraría que Mattarella aceptara, después de haber rechazado firme y reiteradamente esta hipótesis", subrayó en las redes.
Conte explicó que ahora los partidos se dirigirán a la sede de la Presidencia italiana para explicar la situación al propio Mattarella y habrá una octava votación a las 16.30 horas locales, en la que ya podría salir la mayoría absoluta a favor del jurista siciliano.
La opción de Mattarella puede poner fin al bloqueo actual que dura seis días, pues las coaliciones de la derecha y de la izquierda se mantienen distantes desde que comenzó el proceso parlamentario el lunes pasado.
El viernes, después de que la derecha se estrellara en el Parlamento con la candidatura de la presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati -que sacó incluso menos votos que los que conforman la alianza conservadora-, Salvini se abrió a que la máxima autoridad del Estado pudiera ser otra mujer, idea también respaldada por Conte.
Uno de los nombres que cobró entonces fuerza fue el de la actual jefa de los servicios secretos del país, Elisabetta Belloni, pero fue tildada de "inaceptable" por el exprimer ministro Matteo Renzi, y también este sábado el diputado de Forza Italia, Antonio Tajani, reconoció que su formación preferiría un perfil político.
La coalición de derechas, formada por Forza Italia y los ultraderechistas Hermanos de Italia y Liga, está viviendo una crisis, después de que el viernes se desataran acusaciones por saber quién se había saltado la línea pactada y no había respaldado a Casellati, y Forza Italia ha decidido actuar con independencia.
"La coalición de derechas como está no tiene sentido, hay muchas diferencias. Debe haber una asociación de partidos de centroderecha fuerte, que se distinga de los extremismos", dijo el diputado Osvaldo Napoli, miembro del grupo Coraggio Italia, cuyo fundador es Giovanni Toti, que fue miembro de Forza Italia.