Partieron el jueves rumbo a la frontera de la guerra, cargados de miedo pero con la ilusión de aportar un ápice de esperanza en medio de la barbarie, y el objetivo está a punto de cumplirse. Las dos furgonetas que salieron de Huelva cargadas de material sanitario ya vienen de vuelta tras dejar la carga en la frontera de Polonia y, lo más importante, con 11 personas a bordo, 11 refugiados ucranianos que, según los cálculos previstos, este lunes sobre las 15.00 horas ya estarán en tierras onubenses.
Se trata de cuatro adultos y siete niños de entre año y medio y 14 años - un matrimonio con cinco hijos y dos madres solas con sus hijos, un niño de nueve años y otro de 14, respectivamente-, que se enfrentan a un futuro incierto pero en paz, lejos de su patria pero en una tierra solidaria como es Huelva.
Una solidaridad que han conocido en primera persona gracias a Federico Pérez, Juanma Fariña, Blas Miguel Hernández y Joaquín Conde, que ya están de camino a casa con la satisfacción del deber cumplido aunque con unas vivencias en sus retinas que difícilmente podrán olvidar.
Así lo ha expresado Federico Pérez, que en un audio remitido a los medios ha detallado que están “orgullosísimos” del trabajo que han hecho y de “toda la gente de Huelva que ha colaborado”, que ha posibilitado que “estos cuatro locos viajaran hacia la misma frontera de Polonia y Ucrania”.
Una vez descargado el material sanitario, el peor momento lo vivieron cuando acudieron al centro de refugiados de Korczowa, a varios kilómetros de la frontera ucraniana, para buscar a las 11 personas que viajarían de vuelta con ellos. “Es un centro más organizado, con abastecimiento suficiente, pero el dolor, el daño y la desesperación es común a todos los centros de estas características”.
De hecho, lamenta que solo hayan podido traerse a esos 11 refugiados: “Ojalá pudiéramos habernos traído a más gente. Solicitudes teníamos, gente allí nos lo pedía, y eso fue lo más duro que hemos tenido que soportar a la hora de partir de aquel horror, por muy bien que estuviera organizado y a pesar de lo increíble que el pueblo de Polonia se está portando”.
Federico, emocionado y con la voz entrecortada, asegura que es un viaje que “no van a olvidar en la vida”.
