El plan de contingencia energética del Gobierno central, aprobado por el Consejo de Ministros, no plantea ningún tipo de restricción específica al alumbrado navideño, y únicamente establece una serie de recomendaciones sobre el uso de las luces de Navidad por parte de las Administraciones locales, de tal manera que se instará a los ayuntamientos a sustituir las bombillas incandescentes por LED.
De esta forma el sector de la iluminación artística de Puente Genil respira con cierto alivio habida cuenta de la polémica suscitada hace algunas semanas cuando trascendió que las administraciones trabajaban en la adopción de medidas tendentes a limitar las fechas y horarios de encendido de los alumbrados navideños, unas propuestas planteadas en el marco de las políticas de reducción del consumo energético de cara al próximo invierno, tal y como exige Bruselas a todos sus Estados miembros ante la crisis provocada por la invasión rusa de Ucrania.
Este plan de contingencia energética marca una serie de recomendaciones, y no obligaciones, para facilitar el ahorro y la eficiencia energética, aunque en ningún caso se contemplarán cortes en el suministro, aunque se trabajará para acelerar un cambio de modelo energético basado en la las renovables, la electrificación de la economía, el ahorro y la eficiencia. Se recoge una revisión técnica del reglamento de alumbrado exterior, aunque no establece ningún tipo de límite, y contempla introducir nueva información explicativa en la factura de la luz, concretamente el consumo medio registrado en el mismo código postal.
En los hogares, se instará a priorizar la ducha sobre el baño y a no usar agua caliente a más de 30 o 35 grados. También se recomendará apagar los aparatos que más consumen, como la nevera, en periodos prolongados de ausencia en el domicilio, además de aconsejar la planificación en el encendido de las luces y la calefacción. Las nuevas medidas se une a las que ya se aprobaron a principios de agosto para fomentar el ahorro y la eficiencia energética, como la limitación de la temperatura a 27 grados en verano y 19 en invierno en comercios, cines, hoteles y edificios públicos; o el apagado de escaparates a las diez de la noche o el cierre automático de puertas.