Las casetas, incluso, se preparaban para este nuevo giro que ha dado la fiesta en la jornada del Viernes, y la mayoría se dedicó durante el mediodía y el principio de la tarde a engalanar sus instalaciones para recibir el partido junto a sus visitantes. Sin embargo, no fue esta la única nota característica del día. Muchos se esforzaron también por aportar su granito de arena durante el día a la celebración de la fiesta, y podían verse a grupos de amigos y trabajadores que acudían de forma conjunta al recinto para disfrutar de una jornada más tranquila de Feria.
Los hay que huyen incluso de las aglomeraciones, y optan mejor por este tipo de jornadas para pasear por el Real y disfrutar de un rato de charla y diversión en las casetas con algo menos de ruido y de barullo. Las familias, sobre todo, encontraron en este contexto un aire más cercano al tipo de Feria que se pueda acercar a ellos, y podían verse a madres e hijas, a niños y niñas disfrutando de las pistas de baile de las casetas. Algunas, incluso, ofrecieron a sus visitantes el sonido más fresco y más atractivo que ofrece la música en directo, a través de las típicas orquestas de Feria.
La mayoría de las casetas ofrecían degustaciones gratuitas, con paellas, revueltos de patatas y todo tipo de guisos a merced de los visitantes. Este elemento convierte a la Feria de Algeciras en una fiesta abierta, participativa, donde cualquiera puede entrar a cualquier caseta, y donde la democratización de la fiesta alcanza las cotas de gratuidad en algunos casos. Una Feria anfitriona, como pocas en Andalucía, que hace que los visitantes se sientan como en casa en los lugares a los que se le ofrece la entrada.
La corrida de rejones, cuyo horario daba comienzo a las 23.15 horas, también permitió que el típico ambiente de la fiesta no se notara por la tarde en los alrededores de la plaza de toros de Las Palomas. A medida que fue avanzando la tarde, el Real ya comenzó a llenarse de grupos de personas, sobre todo con ganas de ver el partido y disfrutar de la victoria de España en el Real.
Y fue con el pitido final cuando la fiesta se adueñó una vez más del recinto, y la Feria de noche volvió a reivindicar un año más su presencia en una fiesta que dura nueve días, y en la que hay lugar para todo tipo de entretenimientos, y para las más diversas formas de entender una fiesta que esta tradicional, pero que está muy viva.
