La organización que en julio pasado publicó 92.000 informes secretos de las Fuerzas Armadas de EEUU sobre Afganistán divulgó en la página warlogs.wikileaks.org los informes de campo, o SIGACT, redactados por los soldados estadounidenses entre 2004 y 2009.
Entre otras cosas, los informes ponen de manifiesto que las fuerzas estadounidenses dejaron sin investigar centenares de denuncias de abusos y torturas, e incluso de posibles asesinatos, por parte de las fuerzas iraquíes.
Además, dan a conocer las muertes de más de 15.000 civiles en incidentes desconocidos hasta ahora.
La filtración recibió la condena inmediata del Gobierno de EEUU. El portavoz del Pentágono, Geoff Morrell, aseguró que en los documentos "no hay nada que pueda indicar la existencia de crímenes de guerra" pero sí aparecen "300 nombres de iraquíes en posible peligro" y consideró que "el país es más vulnerable ahora".
Previamente, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, había condenado "en los términos más claros posibles" cualquier filtración de documentos que "pongan en peligro vidas estadounidenses o de sus aliados".
En centenares de informes se aluden a latigazos, quemaduras y palizas, y en un caso en particular los soldados estadounidenses apuntan sus sospechas de que los soldados iraquíes cortaron los dedos y quemaron con ácido a uno de los presos.
Otros dos casos revelan la ejecución de dos prisioneros maniatados. En otro informe se lee cómo el cuerpo de un prisionero, muerto supuestamente por un "fallo renal", presenta una incisión quirúrgica en el abdomen.
En algunos de los casos, los militares estadounidenses abrieron una investigación pero en la mayoría parecen haberse limitado a informar a sus superiores y dejar las pesquisas en manos de las fuerzas iraquíes.
La frase "ningún soldado de la coalición estuvo implicado en el incidente" es frecuente en los informes.
En otros casos, se salda con el comentario "no es necesaria una investigación".
El diario "The New York Times", una del puñado de publicaciones internacionales que tuvo acceso previo a los documentos, recoge las declaraciones de un portavoz del Pentágono que indican que la política estadounidense "está, y siempre ha estado, en línea con las prácticas y el Derecho internacionales", que obligan a informar de posibles abusos.
Si fueron perpetrados por iraquíes, corresponde a las fuerzas iraquíes investigarlo, según el portavoz.
La filtración a través de Wikileaks revela también que desde la invasión estadounidense de Irak, en 2003, han fallecido más de 100.000 iraquíes, de los que unos 70.000 fueron civiles.
Hasta ahora, ni el Gobierno de EEUU ni las fuerzas aliadas han facilitado un número oficial de las víctimas iraquíes que ha ocasionado el conflicto, con el argumento de que no se llevaba una contabilidad al respecto.
Sin embargo, los documentos del Pentágono a los que ha tenido acceso la organización dan cuenta, por ejemplo, de la muerte de 109.032 personas entre el año 2004 y 2009, de los que más de la mitad, 66.081, eran civiles inocentes.
Esas cifras incluyen 15.000 muertos desconocidos hasta ahora, según la organización Iraqi Body Count.
El mes más mortífero fue diciembre de 2006, cuando fallecieron un total de 2.566 iraquíes.
La mayor parte de las muertes, cerca de 30.000, se produjeron a consecuencia de las minas colocadas por los insurgentes a lo largo del territorio del país.
Pero los documentos también revelan situaciones lamentables en que las tropas estadounidenses, por error, accidente o precipitación, mataron a civiles inocentes.
Los papeles narran al menos cuatro casos de tiroteos mortales cometidos desde helicópteros. En uno de los casos se disparó contra civiles aunque las víctimas estaban dando claros signos de rendición. "Aun así son objetivos válidos", rezan los documentos.
La filtración revela también la preocupación de EEUU por el papel de Irán en la guerra iraquí.
Los documentos denuncian que Teherán entrenó a militantes iraquíes, incitó asesinatos contra funcionarios iraquíes y secuestros de soldados estadounidenses e introdujo armas y explosivos en el país vecino.