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Las estudiadas campañas de marketing de bebidas energéticas tienen a los adolescentes como principal objetivo,

Publicado: 22/12/2023 ·
17:31
· Actualizado: 22/12/2023 · 17:35
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  • Bebida Energética. -

Artículo escrito por Valeria Argüello, San Sebastián Alumna de4º de eso del IES Los Molinos   

 Valeria Argüello San Sebastián.

Desde hace unos años, se ha puesto de moda entre los jóvenes el consumo de bebidas energéticas, ya que muchos supuestos “expertos” en redes las recomiendan para mejorar el rendimiento físico a la hora de entrenar, para mejorar el sistema cognitivo a la hora de estudiar o solamente por su sabor y diseño atractivo que nos promete darnos energía y revitalizarnos. No obstante, la realidad es muy diferente.

El elevado consumo de este tipo de bebidas en menores ha sorprendido tanto que la Xunta de Galicia ha propuesto recientemente un anteproyecto de ley para regular su consumo y prohibir su venta a niños y adolescentes. Esta polémica medida especifica que los menores de edad no podrán consumir, transportar o poseer bebidas energéticas, aplicando sanciones desde 600 hasta 3005 euros por su incumplimiento. El Gobierno autonómico prevé que la normativa entre en vigor a principios de 2024.

Lógicamente, esta decisión ha causado mucho revuelo entre la juventud, pero, ¿somos realmente conscientes de los peligros que conlleva su consumo? En este artículo hablaremos de sus componentes dañinos –sobre todo para los adolescentes–, y de las posibles alternativas al consumo de este tipo de productos.

   En 2011, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) informó que hasta el 68% de los adolescentes de 16 países europeos de entre 10 y 18 años y el 18% de los niños menores de 10 años habían consumido bebidas energéticas. Además, los estudios indican un aumento gradual del consumo según el avance de la edad, que puede situarse entre el 25% anual y el 70% en cinco años.

   El consumo de estas viene asociado a problemas fisiológicos, tales como: problemas respiratorios, dolores de cabeza, malestar estomacal, ansiedad, agitación; y también síntomas de déficit de atención, hiperactividad, insomnio, ansiedad, trastornos visuales o del sueño, y del estado de ánimo. Todo esto ocurre porque uno de los componentes activos de las bebidas energéticas es la cafeína, un alcaloide natural que se encuentra en los granos de café (Arábica y Robusta), las hojas de té (Camelia siniensis), los granos de cacao, la yerba mate y otras plantas. Esta sustancia actúa como estimulante del sistema nervioso central y su ingesta regular suele provocar una dependencia física leve (desarrollo de tolerancia) y síntomas de abstinencia (dolores de cabeza, irritabilidad, fatiga, estado de ánimo deprimido, ansiedad y dificultad para concentrarse). Otro componente importante de la bebida energética es la taurina, un nutriente natural que se encuentra en alimentos como los mariscos y la carne, y que también está presente en los seres humanos, ya que se produce naturalmente en el hígado como producto final del aminoácido cisteína que participa en la producción de antioxidantes para nuestro organismo.

Es famoso el rumor de que la taurina utilizada como ingrediente en estas bebidas procede del semen del toro, pero esto no es más que una falsa creencia, una más, que se ha asentado entre la población con escasa cultura científica. La taurina es una molécula que produce nuestro cuerpo y el de otros animales de forma completamente natural. Se aisló por primera vez a partir de dicho fluido, y de ahí su nombre; sin embargo, la que se utiliza como ingrediente en estas bebidas es elaborada sintéticamente por empresas farmacéuticas.

Existen alternativas naturales para evitar el consumo de esta sustancia. Algunas de ellas son: el té verde –ya que, aunque contiene cafeína, es en cantidades menores– y la yerba mate –que es un tipo de hierba sudafricana que proporciona un estado de estimulación más suave y evita el nerviosismo, las palpitaciones y los dolores de cabeza–. Los batidos de proteínas, muy apreciados por los deportistas y las personas que quieren aumentar su masa muscular, son una alternativa más eficaz a las bebidas energéticas; y, por último, el agua, ya que no hay mejor opción que beber un vaso de agua para disipar la fatiga y restaurar los niveles de energía.

   La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado alertas reiteradas sobre los riesgos para la salud de las bebidas energéticas, especialmente cuando se consumen con alcohol. A pesar de estas advertencias, su popularidad sigue en aumento y, con ello, sus riesgos. En 2021, un hombre tuvo que permanecer hospitalizado 58 días debido a las complicaciones de salud provocadas por el consumo habitual de estas bebidas. Había bebido cuatro latas de 500 ml diarias durante aproximadamente dos años. Cuatro años antes, un adolescente estadounidense ya había fallecido repentinamente durante una de sus clases en Carolina del Sur. Había ingerido varias de estas bebidas en un periodo de dos horas.

   Es importante concienciar, visibilizar los riesgos de este tipo de bebidas. Lejos de “dar alas”, aportar una “fiesta como un rockstar” o “liberar a la bestia”, su consumo habitual puede acabar provocando un problema muy grave en nuestra salud. 

 

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