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Escrito en el metro

Carmen en Driádia

Cuan cierto es que las dudas infantiles cuestionan todo lo que a medida que avanzamos en edad damos por obvio, sin darnos cuenta de su trascendencia

Publicado: 01/03/2024 ·
11:44
· Actualizado: 01/03/2024 · 11:44
  • Plátano de sombra. -
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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¿Por qué los árboles son tan altos? Me preguntó Carmen mientras contemplaba un plátano de paseo que debía tener cerca de treinta metros ¿Son gigantes, acaso son monstruos? No me dio tiempo a responderle cuando ya me lanzó otra pregunta ¿Por qué no se mueven, por qué no andan? Me quedé pensado en cómo responder a tantas preguntas de una vez, pero el interrogatorio siguió ¿Este porqué está desnudo, sin hojas, y aquel porqué está vestido de verde? Me decía mientras señalaba un ficus de enorme copa.

Cuan cierto es que las dudas infantiles cuestionan todo lo que a medida que avanzamos en edad damos por obvio, sin darnos cuenta de su trascendencia. Ha reparado distinguido lector en algunas de estas simples observaciones pueriles. Si es capaz de responder a todas las preguntas del cuestionario de Carmen podrá obtener la máxima calificación en Cultura del árbol. Cuente con que la mayor parte de la ciudadanía tiene pendiente esta asignatura, y muchos de ellos con sonoros suspensos, a pesar de que sin ellos no seríamos nada. Es imposible imaginar un mundo sin árboles y aun más improbable una ciudad sin árboles.

Senté a Carmen en un banco del parque. Frente a nosotros se erguían unos monumentales cipreses de los pantanos que envolvían una fuentecilla de la que se erigía la escultura de una ninfa. Mira esa es Driada, una de las hadas protectoras de los árboles. En su país, Driádia, convive con otras que nacieron con los primeros árboles hace ciento de millones de años. Ellas los miman, los cuidan y los protegen, y aunque no las veas ahora están pululando por este parque observando cómo nos comportamos con ellos. Hay muchas personas para los que los árboles pasan desapercibidos, como si de una farola o una papelera se tratasen. Otros agradecen sus sombras, porque como sabrás quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Hay quienes aprovechan para degustar algunos de sus frutos, como los de aquella morera. Pero quienes bien saben de la importancia de ellos son los gorriones, los estorninos o esa alondra que ahora canta. Los árboles son gigantescos, pero buenos, y los más altos de la creación para que las driadas vean hacia dónde va la humanidad, no se mueven para que aquellos pajarillos sepan siempre donde están sus nidos y algunos se desnudan para que sus frutos sean más visibles. Pero mejor será que un día conozcas Driádia y allí encontrarás todas las respuestas.

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