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El hambre emocional

Cuando el deseo de comer va más allá de la necesidad física y el disfrute

Publicado: 26/03/2024 ·
16:41
· Actualizado: 26/03/2024 · 16:41
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  • Hambre emocional. -

El hambre emocional es un fenómeno psicológico que se caracteriza por la necesidad de comer como respuesta a situaciones emocionales adversas, como el estrés, la tristeza, el aburrimiento o la ansiedad. A diferencia del hambre física, que se origina en la necesidad biológica de nutrir nuestro cuerpo, el hambre emocional surge cuando sentimos una emoción que nos resulta incómoda y queremos taparla con la comida. Muchas personas recurren a la comida como una forma de desahogo emocional. Al ingerir alimentos ricos en azúcares o grasas, se libera dopamina en el cerebro, lo que produce una sensación de placer y bienestar temporal. Sin embargo, esta sensación suele ser fugaz y no resuelve el problema emocional subyacente.

El hambre emocional es un tipo de comportamiento alimentario en el que la comida se utiliza como una forma de gestionar y regular las emociones. Las personas que experimentan hambre emocional suelen recurrir a la comida como una manera de aliviar el malestar emocional. Esto puede llevar a comer en exceso, elegir alimentos poco saludables o comer de forma compulsiva.

Para poder distinguir entre el hambre emocional y el hambre física, es importante aprender a escuchar las señales de nuestro cuerpo. El hambre física suele aparecer de forma gradual, acompañada de sensaciones físicas como el estómago vacío o la falta de energía. Por otro lado, el hambre emocional surge de forma repentina, sin una sensación física de necesidad de alimentarse.


Las consecuencias de utilizar la comida como vía de escape ante emociones incómodas pueden tener un efecto perjudicial a nivel mental y emocional, ya que el alivio emocional es fugaz y a nivel mental en ocasiones aparecen pensamientos desde la culpa y el juicio negativo.

Trabajar el hambre emocional en terapia es una intervención integral que se aborda desde el mindfulness, la gestión emocional que nos ayuda a poder transitar las emociones incómodas de una manera más saludable y también a través de una biografía “ mi historia con la comida” que es una herramienta muy útil donde la persona puede tomar conciencia de cómo ha aprendido a relacionarse con la comida en la infancia en la adolescencia para que se dé cuenta de sus patrones de conducta y así puedan modificarse.

En conclusión, el hambre emocional es un fenómeno psicológico complejo que puede tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar. Aunque puede ser desafiante abordar el hambre emocional, la terapia puede ser una herramienta eficaz para aprender a gestionar nuestras emociones y comportamientos alimentarios de forma más saludable. Al trabajar con un terapeuta, podemos identificar las causas subyacentes de nuestra hambre emocional, desarrollar estrategias para afrontar nuestras emociones de manera más adaptativa y aprender a relacionarnos de forma más consciente y equilibrada con la comida. A través de la terapia, podemos encontrar un camino hacia una relación más saludable con la comida y con nosotros mismos.

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