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España

El seismo electoral hace temblar los pilares del PSOE

Es tiempo para el análisis y la reflexión interna

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El 22M aún no ha concluido. No puede acabar tan deprisa el día que los unos y los otros guardarán en el recuerdo. Los unos porque ganaron arrasando, los otros, porque perdieron dejándose arrebatar los tesoros custodiados en las arcas de la fidelidad. La euforia y el desaliento quitan el sueño por igual, y puede que aún no haya amanecido el día después para los unos ni para los otros.

Cuando despertaron los incrédulos que si pudieron rendir homenaje al descanso, se encontraron con un rosario de valoraciones de las que por una vez, si se desprendía que un auténtico terremoto había sacudido las conciencias de los votantes para poner a cada cual en el lugar que pensaban que les correspondía.
Un exaltado dirigente socialista de Bellavista no dejaba contar siquiera el último de los votos para anunciar que disputaría la secretaria general del PSOE a un José Antonio Viera que, sin perder la compostura, se agarraba al clavo ardiendo de la hegemonía de su organización en la provincia. Hegemonía. “Decepción”. “Interiorización”. “Desesperanza”. Los términos empleados por el líder socialista no dejaban lugar a dudas, por mucho que subrayara lo de la “hegemonía”.

La interpretación más castiza de la situación la ofrecía el actual presidente de la Diputación Provincial, Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la organización que había “salvado los muebles, pero no estaba para tirar cohetes”.

Al mismo tiempo que los cronistas abrían huecos de luz en la densidad de la niebla de la derrota, el alcalde electo no hacía valoraciones, que ya las hizo todas la noche anterior, y dedicaba sus primeros paseos por la ciudad a ostentar un bastón de mando que no recibirá hasta dentro de veinte días. Veinte actas de concejal deben dar suficiente fuerza moral como para adelantar los tiempos electorales. Y así lo entendió Zoido, que se dirigió magnánimo a mandr a casa a los trabajadores eventuales de Tussam y a visitar a los vecinos de Su Eminencia, antes de pasar por la Basílica de la Esperanza Macarena a encontrar luz para un camino de tinieblas económicas, que es lo que le espera en la gestión que comienza de forma efectiva en la segunda semana de junio.

A lo que si se referiría el alcalde electo horas más tarde, y en clave política, sería a la decisión de los socialistas de no adelantar ninguna de las convocatorias electorales para el año próximo a pesar de la generalizada pérdida de confianza de los ciudadanos: Zoido habló de “egoísmo político” y conminó a los dirigentes del PSOE a que lo hagan “para poder aplicar políticas que de verdad resuelvan los problemas de los ciudadanos”.

Por una vez, había un claro ganador en unas elecciones. Por más que se intentara en la casa socialista, los datos provinciales a los que se aferraba Viera a la hora de interpretar los resultados no tenían nada que ver con el ambiente de la calle, en el que los términos en los que hablaban los ciudadanos eran los de ‘paliza’, ‘vuelco’, ‘marea’, ‘huracán’, tsunami’... y no precisamente referidos a lo que había sucedido en Dos Hermanas o en La Rinconada, sino a los que han dado la vuelta al Salón Colón en la Plaza Nueva, y que hacen inclinar la balanza hacia el PP en la extrapolación de los datos de las elecciones municipales a las autonómicas y las generales para las que ya ha comenzado la cuenta atrás en meses: diez...

Realizadas las valoraciones, agotado el tiempo de las conjeturas y casi olvidado el de la aritmética política de los porcentajes y las posibilidades de pacto, solo queda ahora que las formaciones se pongan a pensar en una campaña que comienza hoy mismo, y en la que todo hace pensar, también en la calle, que los populares mantendrán un ‘perfil bajo’ para no agotar un rédito que, por una simple cuestión de inercia, les debería llevar a ostentar por primera vez el gobierno autonómico. Pero ese es otro análisis.

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