Según ha explicado la Policía Nacional en rueda de prensa, los integrantes de la organización escondían la cocaína en ocho planchas de plástico adosadas en el interior de las cajas de cartón que portaban los plátanos. En concreto, los paquetes que transportaban la droga venían con un logo distinto para poderlos diferenciar del resto.
Así, el cabecilla era el encargado de la importación y, con una serie de "excusas", conseguía desviar las cajas infectadas de droga --en cada una de las tiras había unos 20 gramos de cocaína-- a dos naves industriales situadas en el Centro de Transportes de Madrid. Allí, extraían las sustancias y, posteriormente, comercializaban las bananas.
MATERIAL PERECEDERO QUE AGILIZA LAS TRAMITACIONES ADUANERAS
Esto dificultó la investigación, al igual que el hecho de que se tratase de material perecedero ya que, en este tipo de mercancías, se reducen los plazos de tramitación aduanera para que el traslado sea mucho más rápido. Asimismo, ninguno de los integrantes, que adoptaban rigurosas medidas de seguridad, figuraba en la parte empresarial a pesar de que el líder tenía un gran entramado de sociedades empresariales que, a su vez, estaban en contacto con empresas mayoristas legales en España.
En el momento de las detenciones, los agentes hallaron en el almacén 25 bolsas, de unos diez kilos cada una, con las bandas impregnadas de cocaína, y una furgoneta con otras once cajas que contenían 170 kilogramos de estupefaciente. Tras esta primera fase, se descubrió que la organización había enviado a España otros nueve contenedores más al puerto de Algeciras. Allí, fueron identificados todos los contenedores en los que se transportaban 2160 cajas de banana verde fresca con 150 kilos de cocaína.
Según calculan los investigadores, unos 160 gramos era la cantidad de cocaína que habría en cada una de las cajas lo que en mercado equivaldría a unos 9.600 euros. Además, gracias a estas detenciones se ha podido evitar que se introdujeran en España "miles" de kilos de esta droga.