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Recelo tras el siniestro del parque eólico tarifeño

El informe preliminar habla del fallo de un aerofreno y el rotor como las causas del accidente

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  • El aerogenerador caído. -
La caída de un aerogenerador perteneciente a uno de los parques eólicos instalados de Tarifa disparó inmediatamente las alarmas por haberse precipitado a escasos metros de la calzada en el punto kilométrico 88 de la carretera N-340, que une este municipio con Algeciras.

Tras el accidente, que afortunadamente se saldó sin víctimas, se han levantado voces en la sociedad campogibraltareña advirtiendo de la obsolescencia de determinadas unidades del parque eólico tarifeño, la supuesta carencia de mantenimiento y la cercanía de este parque en concreto con la carretera, lo cual podría ir en contra de las mínimas condiciones de seguridad.


Entre ellos, el Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra mostró ante este diario su indignación en referencia a la poca disposición de los parques eólicos de adaptarse a la normativa en lo que se refiere a la distancia que los aerogeneradores deben guardar con respecto a las carreteras, algo que, de haberse llevado a cabo, habría impedido un accidente como éste.

Sin embargo, hay una circunstancia ineludible en todo este asunto. La normativa se hizo después de que fuese instalado el parque, y esta no es de carácter retroactivo, lo que deja todo en manos del sentido de la responsabilidad de las propias compañías.

Desde la compañía Alstom, propietaria del aerogenerador que se precipitó hace ya 23 días, se ha informado a este diario del contenido de un informe preliminar elaborado a partir de las primeras investigaciones llevadas a cabo sobre el terreno. 

El resultado de estas pesquisas, a la espera del informe final, es que la caída pudo haberse producido por una avería en los aerofrenos situados en los extremos de las palas del aerogenerador.

La caída del molino tuvo lugar en un momento en que soplaba un fuerte viento de levante -algunas fuentes coinciden en que llegó a producirse incluso un pequeño tornado-. El mecanismo supuestamente averiado sirve, precisamente, para evitar el desprendimiento de la pala en unas condiciones en que la velocidad del aerogenerador puede volverse excesiva por la acción del viento.

Según todos los indicios, este mecanismo falló y provocó el accidente. Desde la compañía se añadió la posibilidad de que la avería del aerofreno coincidiese con problemas en el rotor del aparato, lo que propició las condiciones idóneas para que tuviese lugar el siniestro.

Abandonados
Fuentes consultadas por este diario aseguran que las cuatro máquinas de este parque llevan aproximadamente cinco años paradas, y que el parque dejó de dar potencia, abandonándose con ello las labores de mantenimiento.

Alstom sostiene, sin embargo, que estos molinos continuaban en funcionamiento hasta “el 28 de septiembre de este año”, momento en que, según la versión de la empresa, fueron desconectados de la red.

En cuanto a las labores de mantenimiento, desde Alstom aseguraron que el aerogenerador había sido objeto de una última revisión a fondo “a finales de 2008” y que posteriormente se han estado llevando a cabo “revisiones periódicas” de acuerdo con el manual en lo que viene a ser “mantenimiento preventivo y correctivo”.

Lo cierto es que, según fuentes consultadas por este diario, las pastillas de freno utilizadas en estos aparatos requieren de un mantenimiento continuo cuya ausencia puede determinar lo ocurrido en este accidente. Alstom aseguró que el mantenimiento ha sido el adecuado, y que no ha sido el abandono del molino lo que ha provocado el accidente, apuntando la posibilidad de que hayan sido, precisamente, los fuertes vientos de aquel día los que han dañado los elementos.

Sucesión de hechos

En los momentos posteriores al accidente, los bomberos acudieron al lugar como medio preventivo y provistos de sopletes para cortar las aspas. Inmediatamente, Alstom se hizo cargo de las labores de retirada del molino.

La misma empresa informó de que, tras desplazar el aerogenerador fuera del arcén, la maquinaria fue desmontada para su análisis y con idea de sacar conclusiones sobre lo sucedido. Según pudo saber este diario, la misma tarde del accidente acudieron los técnicos de la empresa para comprobar el estado de los demás molinos.

“Se ha comprobado que los otros tres aerogeneradores no tenían daños” manifestaban desde Alstom, que aún hoy sigue investigando las causas de lo ocurrido.

Posible sustitución
Los hechos acaecidos el pasado 4 de noviembre han hecho reflexionar a la compañía acerca del futuro de este parque eólico experimental, con máquinas fechadas entre 1989 y 1996.

En referencia a la ubicación de los molinos, desde Alstom reconocen que “hay unas nuevas normativas” que apuntan a la posibilidad de que las máquinas “tengan que cambiar su posición”.

En este sentido, desde Alstom están estudiando la opción de que “si tenemos que moverlos, creemos prototipos nuevos” sirviéndose de las nuevas tecnologías aplicadas a estos aerogeneradores.

Parados
Desde el Cigüeña Negra señalaron el peligro que supone contar con un buen número de parques eólicos parados en la provincia. Pusieron como ejemplo el caso del parque eólico de La Levantera, gestionado por el Ayuntamiento de Tarifa, que según indicaron desde esta organización ecologista lleva “cuatro años parado”, y que se encuentra “sin expectativas de regeneración” ya que desde la institución local “no había potencial para modernizar” este parque eólico.

A principios de noviembre, el colectivo remitió un escrito a la Delegación Provincial de Medio Ambiente, del que hasta ahora no han recibido respuesta, informando de que había muchos parque eólicos en la provincia que estaban parados “desde hacía muchísimo tiempo”. Asimismo, desde Cigüeña Negra se lamentaban del impacto ambiental que producía el material almacenado -palas, transformadores- el cual debería estar en almacenes “y no en medio del campo”.

Este diario se puso también en contacto con la Sociedad Eólica, que negó tener relación o datos sobre la gestión del parque donde se produjo el siniestro.

Cada dos meses
Los aerogeneradores de los diversos parques eólicos que funcionan en la zona de Tarifa requieren de un mantenimiento continuo, tanto a nivel preventivo como correctivo, que garantice su correcto funcionamiento y evite accidentes como el que tuvo lugar el pasado 4 de noviembre sobre el arcén de la carretera N-340.

Aproximadamente cada dos meses, los operarios especializados efectúan labores de engrase e inspección de piezas de la maquinaria combinada con una inspección visual de todos los elementos.

Asimismo, cada seis meses se llevan a cabo funciones para apretar los tornillos que sostienen la pala del aerogenerador y comprobaciones en los aerofrenos para impedir accidentes como el que tuvo lugar el pasado 4 de noviembre en el parque experimental.

De igual modo, todos los años se efectúan revisiones generales que ponen énfasis en el estado de barandillas y anclajes.

De acuerdo a la información aportada por la empresa Alstom, la responsable de los molinos ubicados en el parque donde se produjo el accidente, los cuatro aerogeneradores de este área habían sido objeto de una revisión exhaustiva a finales de 2008 y posteriores revisiones periódicas “de acuerdo con el manual”.

Parque eólico

La compañía Alstom gestiona un total de 47 aerogeneradores en la zona de Tarifa repartidos en cuatro parques específicos, según la información aportada por la propia compañía.

El parque que mayor potencia ostenta es el de Las Herrerías, con una potencia global de 47 megavatios y 28 generadores del modelo Wind ECO74; en segundo lugar, se sitúa el Parque Eólico de Posada de la Tejeda (Aerosur), con 10 megavatios de potencia y seis aerogeneradores pertenecientes al modelo ECO74; la tercera plaza es para el Parque Eólico de Los Lances, con seis megavatios de potencia generados por nueve molinos del modelo ECO44; y, por último, está el parque experimental al que pertenecía el aerogenerador que cayó, el de Tarifa, con una potencia total de 1,38 megavatios aportada por cuatro aerogeneradores Alstom Wind.

En este último parque, coexisten un prototipo ECO20, un prototipo Eco24 y dos prototipos ECO44. El primero es de 1989; el segundo, de 1992; y los dos últimos, uno de los cuales fue el que cayó, son de 1996.

Protección de aves

La consultora ambiental Liquen está instalando en todos los parques eólicos de España su sistema de detección de aves para evitar el choque de las mismas contra los aerogeneradores.

Estos sistemas permiten la detección de aves en tiempo real durante el día, mediante las mismas técnicas de visión artificial que se emplean en el ámbito militar. El dispositivo también permite la disuasión automática de aves en vuelo que corran el riesgo de colisión con aerogeneradores mediante sonidos que les alertan del peligro a su paso por un parque eólico.

Cada año, hasta 25 millones de aves mueren estrelladas contra las palas de aerogeneradores, según cálculos de la organización ecologista SEO/BirdLife, experta en este ámbito. Y se espera que esta cifra aumente a medida que la energía eólica siga desarrollándose en España.

Hoy, la energía del viento cuenta con 21.000 megavatios de potencia instalada y se espera que alcance 35.000, según el objetivo del último Plan de Energías Renovables aprobado por el Gobierno saliente hace escasas dos semanas.

El Estrecho de Gibraltar es conocido por ser el paso migratorio más importante de aves entre el norte de Europa y el continente africano. También concentra uno de los mejores vientos de la Península, idóneos para el desarrollo de energía eólica.

Por todas estas razones, la consultora Liquen lanzó, en 2009, su primer sistema de detección y disuasión de aves en parques eólicos. El invento de Liquen, exclusivo en el mundo y de tecnología propia, adquiere especial relevancia en un momento en el que incluso la Comisión Europea se ha posicionado para armonizar el desarrollo de la energía eólica y el respeto de la avifauna en la Unión Europea.

Para ello, el procedimiento habitual consiste en contar el número de aves que sobrevuelan esa zona.
Desde la compañía advierten que su tecnología debe servir sólo una vez aprobado el estudio de impacto ambiental.La empresa eligió Zaragoza para implantar el primer sistema de estas características, una región con gran tránsito de aves.

Varios parques eólicos de Navarra y de la Toscana también están en fase de prueba. El parque eólico de Las Brañas, en Salamanca, ha sido el último en sumarse a los módulos de detección y de disuasión con control de parada y de colisión de Liquen.

DTBird, como se llama el sistema, es capaz de detectar las aves de tamaño medio y grande en tiempo real, obligando a la parada del aerogenerador en apenas 30 segundos, antes de que el ave entre en zona de riesgo.
En áreas como el Estrecho de Gibraltar, donde los vuelos de aves son constantes, el aerogenerador se activa un mínimo de cinco veces por hora.

Inédito en cádiz
Para instalar un campo eólico en España, es necesario que el proyecto apruebe una evaluación de impacto ambiental. Uno de los puntos que se analiza es su influencia negativa sobre las aves del entorno.

Según informó el Colectivo Cigüeña Negra, “en Cádiz no se han instalado” ningún sistema de detección de aves para evitar las muertes por colisión con las palas “porque cuando dieron los permisos concedidos para levantar estos parques este tipo de medidas no existían”.

Es por esto que ningún parque eólico ha incorporado la tecnología. “Si algún parque, motu proprio, lo instalara sería lo ideal”, reconocieron desde el colectivo.

Desde Cigüeña Negra recordaron que hay otros sistemas detectores además del DTBird, como los radares Merlin norteamericanos.

También hay un sistema muy sencillo y barato, creado por el propio colectivo ornitológico, que se basa en la instalación de un adhesivo ventricular que se pone en las puntas de las palas y emite colores llamativos que llaman la atención de los pájaros y los advierten del peligro.

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