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España

Fandiño y Jiménez Fortes por encima de la corrida de El Ventorillo

Decepcionó por completo el encierro de El Ventorillo, una ganadería de garantía en temporadas anteriores

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  • Fandiño -
Los diestros Iván Fandiño y Jiménez Fortes han puesto todo de su parte para sobreponerse a la invalidez de los toros en la octava de la Feria de Abril de Sevilla celebrada esta tarde en la Maestranza.

Se lidiaron cinco toros de El Ventorillo, el cuarto como sobrero, aceptablemente presentados. Primero y cuarto compartieron brusquedades y movilidad. El segundo fue corto de viajes y aplomado; noble pero muy flojo el quinto. El sexto fue un sobrero de Montealto que acabó rompiendo algo descompuesto en la muleta.

Diego Urdiales, de mostaza y oro con cabos negros. Estocada corta y descabello (silencio). Estocada (silencio tras aviso).

Iván Fandiño, de esmeralda y oro. Estocada (silencio). Estocada. (Ovación tras aviso).

Jiménez Fortes, de azul real y oro. Pinchazo, media estocada y dos descabellos (silencio tras aviso). Estocada y dos descabellos (ovación).

La plaza registró menos de media entrada en tarde entoldada y progresivamente gélida. Destacó el picador Tito Sandoval.

DOS TOROS AL CORRAL

Decepcionó por completo el encierro de El Ventorillo, una ganadería que en temporadas anteriores ofrecía las suficientes garantías para los espadas. Pero, visto lo visto, parece que las principales figuras le han dado la espalda a este hierro que hoy compareció en la plaza de la Maestranza en un cartel de tintes esperanzadores pero aún modestos.

Torear, lo que se dice torear en el sentido más clásico del verbo, lo hizo el vasco Iván Fandiño, un sólido diestro en trance de lanzamiento definitivo al que se le vio muy dispuesto desde que se asomó al ruedo para recibir al segundo con un bello y terso ramillete de verónicas que revelaron la calidad que atesora.

Con la muleta fue otro cantar aunque el diestro de Orduña se fajó con él por el pitón izquierdo queriéndolo llevar siempre muy hacia adentro pero el toro de El Ventorillo se quedaba demasiado corto. Fandiño se puso siempre de verdad por ambos pitones pero el toro se acabó aplomando y no quedó más remedio que matarlo con prontitud.

Volvió a salir muy mentalizado para aprovechar al quinto de la tarde un animal con fondo de nobleza pero muy escaso de fuerzas que fue muy protestado en los primeros tercios. El diestro vasco lo pasó en varias series diestras dichas muy para adentro y en redondo, perfectamente bien planteadas.

Quizá erró tácticamente Fandiño descubriendo demasiado tarde el buen fondo del pitón izquierdo del toro pero a esas alturas cabía muy poco que hacer y la tarde empezaba a enfilar el despeñadero definitivo.

En cualquier caso, sí hay que salvar y destacar el valor seco y la entrega consciente del joven matador malagueño Saúl Jiménez Fortes, que confirmó en la plaza de la Maestranza que las buenas sensaciones que había dejado en este mismo ruedo en su etapa como novillero no era ningún espejismo.

Fortes se fajó de verdad con el tercero del frío festejo, un toro manso que amagó siempre con rajarse y al que enjaretó un toreo de cercanías y un angustioso arrimón que certificó sus ganas de ser.

Estuvo más a gusto con el sexto, un sobrero de Montealto que manseó de salida pero rompió hacia delante en la muleta. Jiménez Fortes volvió a mostrarse firme como un roble aunque quizá un punto desacoplado en las mejores arrancadas de su enemigo, que con sus defectos, se abría en los embroques.

Pero no importó porque el malagueño apretó el acelerador a fondo acortando las distancias y abusando un punto del metraje en un epílogo de faena dictado entre los pitones que puso a todo el público de acuerdo.

No respondió a lo mucho que se cuenta de él el riojano y ya veterano Diego Urdiales, que apenas se decidió a meter mano al brusco primero y mostró demasiadas inseguridades con el sobrero de El Ventorrillo que hizo cuarto. Ese toro tenía una descompuesta movilidad que exigía seguridad y mayor apuesta.

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