Comité de empresa y Urbaser siguen sin alcanzar un acuerdo que ponga fin a una huelga convertida ya en una de las peores pesadillas que la ciudad ha vivido en estos últimos años. Las partes volvieron a reunirse en sesión doble -de mañana y tarde- y quedaron emplazadas a una nueva reunión en principio prevista para las 16.00 horas.
Lo peor de todo es que no se aprecia avance alguno en las conversaciones, a pesar de que el presidente del comité de empresa, Juan Manuel Cazalla, explicara a última hora de ayer que Urbaser había trasladado una nueva propuesta que, a su juicio, lo único que suponía era dilatar los plazos del recorte salarial.
El tiempo avanza. Ya se han consumido 16 días del periodo de consultas y, de no alcanzarse un acuerdo, 125 trabajadores serán despedidos a principios de enero.
No hay cesiones
Mientras tanto, el Gobierno local lo tiene claro. “Igual que todos los jerezanos, los trabajadores municipales y los de las concesionarias se han apretado el cinturón, la plantilla de Urbaser también tiene que hacerlo. No vamos a aceptar ninguna fórmula que pase porque el Ayuntamiento ponga más dinero para pagar las nóminas de los trabajadores”, advirtió la alcaldesa, María José García-Pelayo.
La regidora explicó que la empresa ha trasladado a la plantilla un recorte salarial del 12 por ciento, algo a lo que los trabajadores “se niegan”. “Pretenden que se reduzcan menos los salarios, que la empresa asuma esa diferencia y que al final se lo cobre al Ayuntamiento”, apostilló. García-Pelayo reiteró por último que el Gobierno local defiende los intereses del conjunto de la ciudad, toda vez que “son los jerezanos quienes pagan las nóminas de los trabajadores de Urbaser”.
Concentración ante el Ayuntamiento
Trabajadores de Urbaser, acompañados de representantes sindicales y de políticos de los grupos de la oposición, se concentraron a la una de la tarde ante las puertas del Ayuntamiento, en la primera de las movilizaciones llevadas a cabo desde que se iniciara la huelga.
Ante el Consistorio se vivieron momentos de tensión, optando incluso la Policía Local por cerrar las puertas para evitar una avalancha. Finalmente, los manifestantes arrojaron bolsas de basura y todo tipo de desperdicios en la calle Consistorio. Horas después, los servicios mínimos se encargaron de retirar los residuos, recuperándose la normalidad.
