El Básquet Manresa sigue en caída libre hacia el descenso pese a contar con un gran De Vries, que se responsabilizó de su equipo -28 puntos y 27 de valoración-, junto a Hanga, pero que no pudo hacer frente a un Blancos de Rueda que hizo valer el trabajo colectivo para acercarse a la salvación.
En un partido con tanto en juego para los dos equipos, lo lógico es que las imprecisiones y falta de acierto hicieran acto de presencia, como así sucedió, si bien los vallisoletanos aprovecharon más esa presión que sufrían los catalanes para controlar las riendas del juego, con Nacho Martín y Grimau al frente.
Las diferencias alcanzaron los nueve puntos (13-4), hasta que Hanga decidió adquirir protagonismo desde la línea exterior para aportar más seguridad a su equipo y dejar el marcador en el 18-13 con el que finalizó el primer cuarto.
Sin Martín en la cancha y con un Sinanovic que no aportó nada al Blancos de Rueda, el Manresa, en el que debutó con más ganas que acierto Aleksandrov, se vino arriba, merced al control en el rebote y a una mejor circulación del balón, que descentró a la defensa local y varió el rumbo del partido (23-26).
Roberto González solicitó un tiempo muerto para intentar volver a encauzar las ideas y, de la mano de Nacho Martín y de O'Leary, y una cierta mejoría defensiva, el cuadro local consiguió contrarrestar el buen hacer de Hanga y De Vries, que permitieron a los manresanos aumentar la renta hasta los seis puntos (23-29), para devolver el equilibrio al electrónico en el descanso (32-32).
Tras la reanudación, el cuadro vallisoletano presentó a un Sinanovic enchufado que otorgó de nuevo el control del juego a su equipo (43-34), ante un Manresa que cometió numerosos errores y perdió la intensidad del anterior cuarto y se apagó como una vela ante el empuje local.
Ponsarnau trató de sacar a sus pupilos del estado de shock en el que se hallaban, pero el Blancos de Rueda había engrasado su maquinaria y, con Navarro como director de orquesta, siguieron machacando el aro visitante, para alcanzar una renta de veinte puntos (57-37), que De Vries y Creus redujeron a 17 (59-42), al término del tercer cuarto.
Aunque la renta era importante, el Manresa no bajó los brazos y, de nuevo con De Vries llevando el peso del equipo, intentó echar el resto para intentar cambiar el resultado, pero las faltas personales les pasó factura -hasta tres jugadores fueron eliminados- y el Blancos de Rueda mantuvo el tipo, con un buen trabajo colectivo, para sumar una importante victoria ante el colista (86-73).