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Una mujer y varias compañías de seguros demandan al dueño de la fábrica de Texas

Daniel Keeney, un portavoz de Adair Grain y de su propietario, rechazó este martes hacer comentarios sobre las demandas. "Nuestro objetivo es investigar lo sucedido y asistir en todo lo que se pueda a los organismos que están llevando a cabo las averiguaciones", ha declarado Keeney

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Donald Adair, el propietario de la fábrica de fertilizantes de Texas que explotó el pasado miércoles y en la que murieron 14 personas, ha sido demandado por una madre soltera y varias compañías de seguros. 

   El grupo Adair Grain, la compañía matriz de West Fertilizer, ha sido demandado por negligencia. "La empresa actuó de manera negligente y las condiciones de sus instalaciones eran extremadamente peligrosas, por lo que se produjo el incendio y la explosión", según una demanda presentada el pasado viernes por varias compañías de seguros, en nombre de distintas personas, dos iglesias, un concesionario Chevrolet y una panadería.

   Daniel Keeney, un portavoz de Adair Grain y de su propietario, rechazó este martes hacer comentarios sobre las demandas. "Nuestro objetivo es investigar lo sucedido y asistir en todo lo que se pueda a los organismos que están llevando a cabo las averiguaciones", ha declarado Keeney.


   La otra demanda fue presentada el pasado lunes por Andrea Jones Gutierrez, una madre soltera que vive en uno de los apartamentos cercanos a la fábrica y que resultaron dañados por la explosión. La mujer ha pedido una indemnizaciones de entre 500.000 dólares (384.000 euros) y un millón de dólares (768.513 euros).

   De acuerdo con la demanda, Jones Gutierrez y su hijo perdieron su vivienda, todas sus posesiones e incluso la mujer alegó sufrir daños físicos y psíquicos sin ofrecer más detalles al respecto. Por el momento, las investigaciones no han determinado cuál fue la causa del incidente.

   Aparte, en la demanda de las compañías de seguros no se especificó cuáles habían sido los bienes que los demandantes habían perdido ya que muchos, según el abogado Dallas Paul Grinke, ni siquiera lo saben exactamente. Además, ha añadido que algunos sólo tienen la ropa que llevaban puesta cuando se vieron obligados a abandonar sus hogares.

  "La mayoría de mis clientes y la gente a la que represento no ha podido volver a su vivienda para ver lo que queda de ella. Me he acercado a la zona y es cierto que está devastada", ha reiterado Grinke.

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