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Advierten de que las bandas violentas latinas sólo están ?dormidas?

Bandas violentas como los Latin Kings sólo están ?dormidas? en España y es posible que en un período corto de tiempo vuelvan a ser protagonistas de hechos delictivos aunque lo más preocupante es la llegada de bandas latinas aún más peligrosas, las maras.

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  • Imagen de archivo de la exposición ?Maras. La cultura de la violencia?, de la fotógrafa Isabel Muñoz. -
Bandas violentas como los Latin Kings sólo están “dormidas” en España y es posible que en un período corto de tiempo vuelvan a ser protagonistas de hechos delictivos aunque lo más preocupante es la llegada de bandas latinas aún más peligrosas, las maras. 

La alerta la da Pedro Gallego, sargento de la Guardia Civil que ha vivido cuatro años en Honduras, un período en el que ha analizado las maras, agrupaciones de carácter violento compuestas por chicos y chicas de entre 10 y 30 años que sólo saben sobrevivir en la sociedad a través del delito. 


El resultado de ese estudio figura en La Mara al desnudo, libro del que ha hablado con Efe. 

Ha dedicado parte del volumen a hablar de dos viejas bandas conocidas en España: los Latin Kings y los Ñetas, consolidadas sobre todo en comunidades autónomas como Cataluña, Valencia, Madrid y Murcia. 

En su opinión, ambas agrupaciones “sólo están en estado durmiente” después de que los Cuerpos de Seguridad del Estado las hayan debilitado. 

“Están resurgiendo motivadas por la pérdida de empleo y la crisis”, dijo, y la situación puede complicarse aún más cuando las maras pisen territorio español, ya que tienen estrechas relaciones con el crimen organizado, incluso a nivel internacional. 

“Son mucho más peligrosas que la mafia siciliana y la camorra napolitana”, advierte. 

El autor asegura que esta banda aún no está implantada en España aunque ya se ha localizado a alguno de sus miembros. 

Explica que la implantación de la agrupación dependerá de la entrada de determinados flujos migratorios al país procedentes de Honduras, El Salvador y Guatemala, sus países de nacimiento. 

También de la reagrupación familiar: “Hay padres que quieren traer a sus hijos a España y algunos de ellos pueden ser integrantes de una de estas bandas”. 

Además, puede producirse una conversión de los inmigrantes que ya están en territorio nacional, “es posible que se sientan atraídos hacia estas bandas tras sufrir xenofobia y perder el trabajo”. 

El autor advertió de que las maras tienen un nivel de expansión “terrible” y por ello es necesario luchar contra ellas lo antes posible, con medidas sociales y de apoyo a la familia. 

“Cuando se detecte que un chico forma parte de ella hay que garantizarle protección y ayudarle a salir porque abandonar el grupo significa la muerte, al contrario de lo que sucede en otras bandas”, aconseja. 

“Ellos dicen que sólo hay tres sitios en los que puede estar un marero: la cárcel, el hospital y el cementerio”, añade el experto. 

El señuelo para captar a un joven para una banda de ese tipo es la atracción por la forma de vida, sus elementos épicos, el estatus de poder y el rápido acceso al sexo y las drogas.

Los integrantes de la banda no tienen que proceder precisamente de familias desestructuradas y muchos de ellos incluso tienen estudios y una buena situación económica.

Gallego analiza en su libro la posibilidad de que las bandas se conviertan en asociaciones culturales, como sucedió en Cataluña en el año 2006.

"Fue una herramienta de gran utilidad para frenar la comisión de hechos delictivos pero luego no se ha estudiado cuál ha sido su evolución y es cierto que muchas bandas utilizan la excusa de la asociación para lavar su imagen sin que realmente haya sido así", asegura.

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