La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a ocho años de cárcel a un hombre acusado de apuntar a un policía local de Marchena con una pistola que, previamente, había sido robada en abril de 2011 del destacamento de seguridad de la Guardia Civil ubicado en el interior del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de la localidad.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Primera de la Audiencia Provincial condena a A.F.P. a dos años y medio de prisión por dos delitos de amenazas; a un año y seis meses por un delito de tenencia ilícita de armas, y a cuatro años de cárcel por dos delitos de atentado, así como al pago de una indemnización de 697 euros a dos policías locales por las lesiones causadas.
Asimismo, el tribunal lo condena al pago de una multa de 2.520 euros por un delito de quebrantamiento de medida cautelar, ya que, sobre las 22,00 horas del 11 de abril de 2011, el procesado, en compañía de M.G.V. --condenado por la Audiencia a diez meses de prisión por un delito de resistencia--, acudió al domicilio ocupada por una pareja de la que tenía una orden de alejamiento con el fin de "amedrentarlos" y les sacó "lo que en apariencia era un arma de fuego real con la que apuntó a los dos".
Los hechos principales tuvieron lugar en la noche del 6 al 7 de mayo de 2011, cuando los dos acusados se dirigieron en primer lugar al recinto ferial de Marchena, donde realizaron una serie de disparos contra un cartel, y seguidamente fueron hasta un bar del municipio, donde llegaron "para buscarlos" cuatro policías locales "debidamente uniformados e identificados".
Esos agentes fueron al bar porque tenían "fundadas" sospechas de que el principal condenado tuviera relación con el robo de armas en el Juzgado.
Tras ello, el principal acusado salió del establecimiento y sacó del interior de la cintura del pantalón una pistola con la que apuntó a uno de los agentes, quien consiguió hacerse con el arma, logrando reducirlo e inmovilizarlo, "a lo que se opuso persistentemente".
Según la Sala, la pistola intervenida, que tenía el seguro quitado, se encontraba en correcto estado de funcionamiento y llevaba en su interior un cargador con tres cartuchos percutidos, una bala en la recámara y el martillo percutor "dispuesto para su uso inmediato". El acusado no tenía licencia ni guía de pertenencia del arma.
Esta pistola forma parte de las tres armas que fueron sustraídas en la madrugada del 5 del 6 de abril de 2011 del destacamento de seguridad de la Guardia Civil ubicado en el interior del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de la localidad.
Los agentes detuvieron también al segundo acusado, quien llegó a sujetar por detrás a un policía local a fin evitar que detuvieran a su compañero, oponiéndose "enérgicamente" asimismo a su propia detención y llegando a decir a los policías expresiones tales como 'cabrones, ya nos veremos cuando no tengáis uniforme y esté fuera'.
OTRA PISTOLA EN SU CASA
Asimismo, y durante el trayecto hasta dependencias policiales, el principal acusado, a pesar de ir esposado, llegó a propinar una patada en el brazo derecho a un agente y una patada en la cabeza al policía que realizaba la conducción, llegando a espetar a los agentes 'os voy a matar, cabrones, hijos de puta, me habéis quitado una pero todavía me quedan dos pistolas'.
El día 7 de mayo de 2011, agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Marchena practicaron una entrada y registro en la vivienda donde residía A.F.P., encontrando en su dormitorio una segunda arma corta que resultó ser otra de las tres armas sustraídas de los juzgados.
El acusado reconoció que fue él quien sustrajo las armas que desaparecieron del Juzgado de Marchena y que las tenía en su poder, llegando a usar al menos una de ellas.
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