El cardenal Esteban Gabriel Merino, natural del municipio jienense de Santisteban del Puerto, fue una figura clave del Jaén del Renacimiento, y así lo presentó ayer el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, en una conferencia celebrada en La Económica.
El año pasado se conmemoró el V Aniversario de su nombramiento como arzobispo de Bari (Italia) y ante la conciencia de que su trabajo por el patrimonio renacentista en Jaén es desconocido entre los ciudadanos, el deán detalló la faceta de humanista del cardenal jienense, nombrado obispo de Jaén en 1523, cargo que mantuvo hasta su muerte, en 1535.
Durante su estancia en Roma, el cardenal Esteban Gabriel Merino se empapó de las corrientes renacentistas en la Literatura y el Arte en la capital italiana y la trasladó a Jaén, convirtiéndose así en una figura clave en las señas del Renacimiento en la ciudad y en la provincia.
Fue el papa Clemente VII quien le facilitó la bula papal, un documento pontificio que le permitía recaudar fondos para encargar las obras de la Catedral, que ya por el año 1529 amenazaba ruina, por lo que buscó donaciones para su reedificación. Las obras, explicó el deán, comenzaron en 1551 siguiendo los planos del arquitecto Andrés de Vandelvira, y el entonces obispo de la Diócesis de Jaén no pudo verlas.
Durante su estancia en Jaén reformó costumbres como la forma de mostrar el Santo Rostro. Impuso que fuera de la mano del corregidor y el sacerdote o el obispo y que se enseñara desde la parte alta, para evitar las avalanchas de fieles sobre éste. También llegaron a Jaén canónigos que trabajaron con el cardenal en Roma y pintores que ejercieron en municipios de la provincia.