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Punta Umbría

La magia del Settecento veneciano llega a la Academia de Bellas Artes

La magia del Settecento veneciano ha llegado a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con una exposición que recorre uno de los siglos más brillantes de la pintura de Venecia a través de medio centenar de obras de artistas como Tiépolo, Canaletto, Ricci, Guardi y Cimaroli.

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  • La obra ?Veduta de la dársena de San Marco? (d), de Michele Marieschi. -
La magia del Settecento veneciano ha llegado a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con una exposición que recorre uno de los siglos más brillantes de la pintura de Venecia a través de medio centenar de obras de artistas como Tiépolo, Canaletto, Ricci, Guardi y Cimaroli. 

La gran mayoría de estos cuadros son inéditos en España y cerca de la mitad han salido de Italia por primera vez para esta muestra, según explicó ayer Annalisa Scarpa, comisaria de la exposición, organizada por la Fundación Banco de Santander y que podrá visitarse desde hoy hasta el próximo 7 de junio. 

La presencia de estas obras, realizadas por los artistas más importantes de la época, convierte al Settecento veneziano. Del Barroco al Neoclásico en una de las exposiciones más importantes dedicadas en España a la pintura veneciana del siglo XVIII. 

Fue éste un período de renovación de las fórmulas pictóricas y las composiciones, en la que florece una pintura dominada por el color, lo descriptivo y lo fugaz, remarcó el director del museo de la Academia de Bellas Artes, Víctor Nieto. 

La muestra reconstruye el Settecento veneciano en dos partes perfectamente diferenciadas: la primera está dedicada a los pintores figurativos y la segunda a los paisajistas. 

Como ha subrayado la comisaria de la muestra durante la presentación, la luz y el color suponen el hilo conductor de un viaje artístico que parte de las sombras barrocas de Antonio Balestra, del que se exhibe Adoración de los pastores. 

Del camino del Settecento hacia la luz dejan constancia Sebastiano Ricci, con obras como Venus y Adonis, y su discípulo, Gian Antonio Pellegrini, de quien puede contemplarse su Betsabé. 

Los del Settecento son artistas viajeros, que buscan trabajo en el extranjero obligados por el declive económico que sufre Venecia en aquel período de gran riqueza artística, en el que la ciudad tenía censados más de 350 pintores, de los que un centenar tenía un alto nivel, según Scarpa. 

Canaletto, Antonio Belluci o Gian Antonio Pellegrini salieron de Venecia para trabajar en las cortes europeas, y dieron a conocer en el mundo la pintura veneciana. 

Y es el caso también de Gian Battista Tiepolo, quien viajó a España con sus hijos Lorenzo y Gian Domenico para ejercer como pintor de Carlos III y que fue nombrado profesor de Anatomía de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

Tiepolo ha regresado ahora a la academia con dos obras, Rinaldo y Armida y La Inmaculada, que se exponen junto a otras de sus hijos en esta muestra. 

La segunda parte de la exposición se abre con los paisajes de Marco Ricci, Francesco Zuccarelli y Giuseppe Zais, para llegar después a las célebres vedute (vistas) de Venecia realizadas por artistas como Luca Carlevarijs, Johann Richter, Michele Marieschi, Canaletto y Giann Battista Cimaroli. 

Estos dos últimos artistas firman lo que Annalisa Scarpa definió como sendos “homenajes” a España: dos vistas de la Plaza de San Marcos durante la celebración de la llamada caza de los toros, una de las fiestas venecianas más populares de la época. 

La primera de ellas está firmada por ambos artistas, pero la comisaria de la exposición destacó en especial la segunda, que realizó en solitario Cimaroli.

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