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Manzanilla de Sanlúcar: un vino único

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La Manzanilla es un vino especial, fruto de siglos de sabiduría y de tradición bodeguera sanluqueña y también de unas condiciones climatológicas que sólo se dan en Sanlúcar de Barrameda.
Un cúmulo de factores especialísimos que le confieren una personalidad genuina y la diferencian del resto de vinos del Marco y, por supuesto, de cualquier vino del mundo.
Su crianza dinámica por el tradicional sistema de solera y criaderas, exclusivo de esta región vitivinícola, favorece la aparición del velo de flor, uno de los mayores patrimonios de la enología universal. Y es precisamente el velo de flor, ese manto de levaduras que cubre al vino e interactúa con él durante su envejecimiento, el responsable del carácter único que distingue a la Manzanilla. Un velo de flor muy particular, fruto de las condiciones climáticas excepcionales de la localidad costera de Sanlúcar de Barrameda, que aporta a este vino matices únicos.

La manzanilla, un vino muy español

La Manzanilla, mundialmente reconocida y embajadora de nuestra tierra en los cinco continentes, es, por encima de todo, un vino que ha conquistado durante siglos a los consumidores españoles.
De los más de 9 millones y medio de botellas de Manzanilla comercializadas anualmente, más de un 90% tienen como destino el mercado nacional. La temporada de fiestas y ferias de primavera es uno de los momentos clave para las ventas del caldo sanluqueño, convirtiéndose en el vino favorito para las celebraciones regionales. Sólo en esta época se venden alrededor de  los 12 millones de medias botellas (el formato tradicional en este tipo de celebraciones), hito que ya se alcanzó el año pasado y que representa un 36 por ciento del que se produce a lo largo de todo el año.

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