La chatarra da dinero y eso es lo que vieron el hijo del anterior propietario de cuatro naves y sus cuatro compinches, que decidieron reducir a escombros la estructura y vender como chatarra su armazón metálico, pero sin el consentimiento del nuevo propietario, que fue quien denunció los hechos ante la Guardia Civil.
Fueron los efectivos del equipo Roca (especializado en la prevención e investigación de robos y hurtos en explotaciones agrícolas), los que se hicieron cargo de la investigación, una vez que el propietario actual de la finca donde se ubicaban las naves denunció que habían reducido a escombros dos de los cuatro efidicios existentes.
La inspección ocular dejaba clara la evidencia de los hechos, donde se observaba cierta cantidad de hierros apilados, aparentemente para ser recogidos, según relata la Guardia Civil. Iniciado un dispositivo de vigilancia, hasta la finca llegan varias furgonetas de las que se apean cuatro personas para retirar los hierros apilados, pero llevaban un documento firmado por el supuesto propietario que les autorizaba a retirar el material metálico.
Tras realizar varias investigaciones, los agentes concluyen que el hijo del anterior propietario de la finca firmó el documento, sin tener autoridad ya que la finca fue vendida. Posteriormente averiguan que, entre los ahora detenidos acordaron que, a cambio de 4.000 euros, les firmaría el documento para así tener algo que mostrar si eran interrogados por agentes.
Los hierros obternidos tras la destrucción de las naves los vendían en chatarrerías, por lo que la Guardia Civil inspecciona diferentes establecimientos de la provincia y termina hallando gran parte del material sustraído en una chatarrería de la barriada de Torreblanca (Sevilla).
Una vez confirmadas sus sospechas, los agentes detienen a estas personas por los delitos de hurto y daños, además de imputar al hijo del antiguo propietario un delito de estafa.
