Quién sabe dónde fue un programa de telerrealidad presentado por Paco Lobatón y emitido por Televisión Española entre 1992 y 1998, cuya finalidad era resolver desapariciones. Fue uno de los programas de mayor popularidad y audiencia de la década de los noventa en España, recibiendo también varios premios como el TP de Oro. Se estrenó en TVE 2, siendo presentado y dirigido por Ernesto Sáenz de Buruaga. A partir de su segunda temporada pasó a emitirse en TVE 1, substituyendo Paco Lobatón a Buruaga. Se despidió de antena en junio de 1998. A lo largo de la historia del programa se presentaron 2.750 casos de desaparecidos, de los que un 70% fueron resueltos. En 2015, regresa el formato a TVE, con el jerezano Paco Lobatón como presentador, siendo una sección del magacín La mañana de La 1.
Paco Lobatón fue uno de los premiados el pasado viernes en los actos organizados con motivo del día de San Dionisio, patrón de Jerez. Nuestro Paco Lobatón, que tantos casos de desaparecidos ha resuelto, le queda uno muy relacionado con Jerez y con San Dionisio, un caso que parece caer en el olvido, un desprecio a nuestra historia, el de nuestro anterior pendón de la ciudad, histórica enseña, que, después de varios años de su desaparición aún sigue en paradero desconocido. Recordemos que tras siglos de ser guardado por el Cabildo Catedralicio, antes Colegial, le fue entregado con todos los honores, hace unos años, al Cabildo Municipal para su custodia y, desde entonces, nada más se supo de él.
Tal como se denunció en su momento, es imperdonable la notoria despreocupación por este pendón de la ciudad con tanta historia y tradición, depositado, al parecer, en un cajón y no en una vitrina, como merecía la pieza. Y aún más preocupante que pasen los años y sean los historiadores los que sigan reclamando por la aparición de esta histórica enseña de la ciudad o se aclare, definitivamente, cual ha sido su destino. No hay que olvidar que este pendón desaparecido puede ser aquel, o es digno heredero, del que en 1261, el Teniente Garci-Gómez Carrillo y el Alférez Fortún de Torres defendieron heroicamente ante el asalto al Alcázar jerezano por las tropas moriscas. Fortún de Torres luchó por defender esta insignia de Castilla a él confiada a la que se asió fuertemente, perdió los brazos y las piernas y sujetando la bandera con los dientes, entregó su vida. Gómez Carrillo, luchando con igual bravura se fue replegando hasta la Torre del Homenaje, mientras los invasores para cogerlo vivo, lo sujetaron con unas cuerdas y garfios, hasta conseguir apresarlo cuando se encontraba en muy grave estado. Curado de sus heridas, el rey moro de Granada admirado de tanto heroísmo, lo devolvió a Alfonso X, que, para recompensar su singular hazaña.
Este antiguo pendón, que lleva impreso sangre y oro de caballeros jerezanos, no solo no ha sido custodiado con uñas y dientes, siguiendo el ejemplo de nuestros antepasados, sino que incluso hay quienes plantean la posibilidad de que puede haber ido a la basura, algo completamente inadmisible. Aquel pendón formaba parte de la gloriosa historia no solo de Jerez sino de toda España, pero pasa el tiempo y los jerezanos, amantes de nuestra gloriosa historia, cada vez que nos acordamos de nuestro pendón y vemos a Paco Lobatón se nos viene a la mente aquello de “Quien sabe dónde”.