Con ascendencia italiana pero sangre muy malagueña, su padre fue el cantaor Ángel de Álora, de ahí que el flamenco sea una de sus válvulas de escape al igual que sus visitas a la peña Juan Breva, Manuel Luiggi Carrasco, Moli, fue el artífice de ascender a la cima del fútbol sala nacional durante la pasada campaña al CD UMA Antequera, equipo que tiene en su haber 11 campeonatos de España universitarios, 15 de Andalucía y 2 de Europa.
Siendo el último equipo, hemos sido capaces de empatar al Inter y al Barça en su casa. Es la mejor liga del mundo
Han pasado algunas semanas desde el descenso del equipo tras su año en la Primera División nacional de Fútbol Sala. ¿Qué balance hace?
–Lo único negativo es descender de la categoría porque hemos creado una pasión tremenda en el fútbol sala con la unión de equipos y barriadas que llenaban nuestro pabellón en Antequera.
¿Han sido el único equipo no profesional de su categoría?
–Los chicos aunque no son profesionales se toman en serio todo lo que hacen. Nos queda la satisfacción de haber estado en una categoría tan bonita, donde jugadores amateur, estudiantes, como los nuestros no podían ni llegar a imaginarlo cuando llegaron al equipo. Han cogido experiencia. De hecho, una vez terminada, hay muchos jugadores que antes eran desconocidos y que ahora están en la agenda de equipos de Primera.
Sirve de galería porque han hecho los mejores partidos precisamente con los equipos de arriba.
–Siendo el último equipo hemos sido capaces de empatarles al Inter y al Barça en su campo. Es la mejor liga del mundo, hay competitividad y hasta el último partido estuvimos pendiente del resultado por si nos podíamos salvar. Es lo que se queda en la retina, que hemos hecho méritos para mantenernos en la categoría. Hemos dado una imagen de ejemplo en cuanto a la deportividad; este año somos el equipo más deportivo de la categoría aunque oficialmente no nos lo han dicho todavía, ahí están las estadísticas. La filosofía es de estudio, de que tienen que sacar sus carreras y que lo primordial para competir es ser universitario. Eso no lo tiene ningún equipo y hemos creado una escuela que debe ser el futuro.
¿Cómo encara la siguiente temporada?
–Tenemos que seguir con el trabajo. Lo que no podemos es abandonar estos sentimientos de tanta gente que nos sigue mandando mensajes de apoyo. Estamos haciendo cantera y, a parte de tener los filiales en Antequera, en Málaga estamos probando a futuros universitarios que vienen de distintos equipos de la provincia. Lo que queremos es que siga vivo el fútbol sala que es un deporte muy atractivo, que está creando adicción y que lo practica muchísima gente.
¿Es complicada la lucha con el fútbol?
–Es complicado. El fútbol sala es un deporte que se debería practicarse en edades tempranas. Está comprobado científicamente que los niños menores de 11 años, antes de llegar a infantil, deberían practicar fútbol sala porque tienen más contacto con el balón, lo que les provoca respuestas más rápidas en espacios más reducidos, que desarrollan más el cerebro a la hora de pensar.
También ha sido seleccionador nacional de fútbol sala universitario. ¿Sigue con esa labor?
–Lo fui durante cuatro años, la última campaña estuve en colaboración con Federico Vial, pero este año la federación ha decidido que no hay dinero para que España acuda al mundial universitario en Brasil. El deporte universitario pasa desapercibida pero podemos decir, al igual que el Real Madrid, que ganamos la undécima este año. Sumamos once títulos nacionales universitarios. En julio retomamos los entrenamientos del equipo para el europeo universitario de Croacia.
Para terminar, ¿se atreve a dar un pronóstico sobre quién va a ganar la liga?
–Al Barcelona le doy muchos puntos. n
