El Ayuntamiento de Sevilla, la empresa metropolitana de aguas, Emasesa, y Telefónica, con la colaboración de la Junta de Andalucía y Adevice, han presentado este martes el proyecto de innovación tecnológica que permitirá automatizar la lectura de consumo diario de agua de los ciudadanos abastecidos por Emasesa.
A este acto que se ha desarrollado en el espacio municipal de Fiware han asistido la concejal delegada de Economía, Comercio y Relaciones Institucionales, Carmen Castreño; el consejero delegado de Emasesa, Jaime Palop; el jefe de servicio para Fiware de Andalucía, Antonio Cabello; la directora del Territorio Sur de Telefónica, María Jesús Almazor; y la directora ejecutiva de Adevide, María Gil.
Este sistema se basa en la novedosa tecnología denominada "el internet de las cosas", que se ha adaptado a las necesidades de compilación y análisis de la empresa de aguas, para atender las cuestiones particulares de grandes ciudades. A partir de esta tecnología, los datos de consumo de un contador podrán leerse de forma telemática hasta en cuatro ocasiones diarias.
Este volumen de datos "ofrecerá información pormenorizada que permitirá detectar averías, fugas, deterioro de las instalaciones, fraudes, o alertas automáticas, entre otras cuestiones, lo que redundará en la mejor resolución de incidencias y procesos de mantenimiento, y paralelamente, se ofrecerá mejor información al consumidor que conocerá sus pautas de consumo para favorecer también el ahorro", según Carmen Castreño.
El desarrollo de esta tecnología sevillana se ha aplicado a través de infraestructuras de largo alcance y bajo consumo (LPWA), que permiten la comunicación de todos los dispositivos empezando por los contadores de agua hasta sensores, o medidores con espacios de recogida de información centralizados para su análisis y conclusiones.
El rendimiento que ofrece ha superado los objetivos que se han marcado a priori, hasta un 99 por ciento, en la experiencia piloto que se ha desarrollado en diferentes barrios de la ciudad, como Buhaira, La Cartuja y San Bernardo. Según las primeras estimaciones, la autonomía que pueden llegar a tener los contadores estaría próxima a los diez años, lo que implica un mantenimiento inferior al de soluciones semejantes y una rentabilidad del proceso que ahora entra en una segunda fase de valoración para futuras aplicaciones reales.