El Gobierno continúa trabajando en la puesta en valor de edificios históricos del centro de la ciudad, buscando fórmulas para rehabilitar los inmuebles en colaboración con distintas entidades locales y con coste mínimo para las arcas municipales.
En este sentido, el teniente de alcalde de Urbanismo y Patrimonio, Ángel Quintana, ha mantenido recientemente una reunión con representantes de AFA Puerto (Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer) para estudiar las posibilidades de cederles un local en el centro, donde puedan desarrollar mejor su labor, al tiempo que se recupera un edificio histórico.
“Si se materializa la cesión, que debería hacerse siguiendo la fórmula administrativa que indique el Área de Patrimonio, conseguiríamos recuperar un edificio histórico en pleno centro dándole una dimensión social de primer orden y mejorando la calidad de vida de los numerosos usuarios y de sus cuidadores y familiares”, ha explicado Ángel Quintana.
En la reunión, todas las partes manifestaron su voluntad de comenzar a negociar sobre el edificio enclavado de la calle Federico Rubio, nº 41 (antigua Sala Pozuelo), para darle un fin social y asistencial como el que representa la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer El Puerto.
En este sentido, se puso de manifiesto que el edificio necesitaría una reforma integral que correría a cargo, en su caso, de la asociación. En una visita realizada a los aledaños del edificio con representantes de AFA y personal técnico, y guiada por el arquitecto municipal Manuel María Fernández Prada, se pudo comprobar que las dependencias no corren peligro de desprendimiento, aunque sí que necesitarían de una reforma para adecuarla a los fines y el trabajo de la entidad.
Como explica el edil, en próximas fechas se volverá a mantener un encuentro, una vez que AFA elabore un pre-proyecto que incluya los costes, al objeto de poder valorar la actuación de forma más concreta.
Cabe recordar que la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer cuenta con una amplia trayectoria de trabajo en nuestra ciudad, y que sus instalaciones han quedado obsoletas y pequeñas para la amplia labor que desempeñan con personas que padecen esta enfermedad y sus familias.
