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Aqualia convierte en combustible limpio las aguas residuales y algas

La empresa comienza la fase de verificación en 40 vehículos que circularán durante un año con biogás extraído de las aguas de una depuradura. VIDEO

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La ley de la conservación de la energía mantiene el mismo principio que el de la materia. Ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Eso sí, se puede degradar o no volver al estado anterior, pero la transformación de la que hablan las leyes de la termodinámica, unida a la capacidad del ser humano para descubrir y utilizar la naturaleza, puede dar resultados increíbles.

La investigación sobre la depuración de las aguas tiene más de un siglo de vida, pero se usaba para destruir los residuos. Ahora es al revés. Lo innovador del proyecto All-gas que se lleva a cabo desde 2011 en la estación depuradora de aguas residuales de El Torno, en Chiclana, lo que trata y está consiguiendo es convertir la energía del agua sin depurar en biogas capaz de alimentar los vehículos a motor de una forma limpia.

El potencial actual del proyecto, por ahora, habla de que con una superficie similar a un estadio de fútbol se pueden alimentar 22 vehículos.  Pero todo esto no ha hecho más que empezar además de tener el valor añadido de que se procede en dos vertientes que convergen y divergen.

Lo decía al alcalde de Chiclana, José María Román, en la presentación de la última fase del proyecto este viernes pasado, la fase de comercialización de los resultados.

“¿Estamos depurando agua? ¿Estamos cultivando algas? Las dos cosas”. Y dos cosas que como suele ocurrir ha cogido a las administraciones a contrapié en el plano normativo y trabajan a contrarreloj para que este nuevo concepto encaje en la legislación, tanto nacional como comunitaria. Porque en los coches que ya funcionan con biogás, encaja perfectamente.

De hecho, los resultados de todas las fases del proyecto han demostrado que All-gas es un ejemplo claro de economía circular, ya que un residuo (el agua sucia) se transforma de manera sostenible en materias primas con valor añadido, desarrollando así un proceso novedoso respetuoso con el Medio Ambiente.

El Proyecto All-gas está cofinanciado por la Comisión Europea dentro del VII Programa Marco, el proyecto ENERGY.2010.3.4-1: biocombustibles a partir de algas y nació con el objetivo de demostrar a gran escala, la producción sostenible de biocombustibles en base a cultivos de microalgas de bajo costo.

Es además un caso de éxito en la colaboración entre las empresas e instituciones implicadas --europea, autonómica y local--, en este proyecto de economía circular de excelencia.

El proyecto ha supuesto, para Aqualia, el impulso de tecnología punta y la acumulación de un valioso conocimiento práctico, además del desarrollo de numerosas patentes, lo que ha posicionado este proyecto en estándares de innovación muy elevados.

Largo camino
¿Pero cómo se ha llegado hasta aquí? Desde que en 2011 comenzó el proyecto en Chiclana, con la colaboración municipal a través de la empresa Chiclana Natural, se han tenido que superar todos los interrogantes de una investigación novedosa hasta llegar a la producción en volúmenes que permitan analizar su viabilidad.

El penúltimo paso se dio a principios de este año cuando la Junta de Andalucía autorizó el cultivo de microalgas a escala real en la salina de El Cañaveral, en unos terrenos próximos a la EDAR de El Torno.

Desde ese momento se daban un plazo de medio año para contar con los primeros cultivos a escala real y a partir de ahí verificar la rentabilidad económica y ecológica del cultivo de microalgas para la obtención de biogás.

Hay que aclarar que hasta ahora todo han sido ventajas medioambientales, po cuando con el proyecto se consigue un ahorro de oxígeno, energía, disminución de C02 y además biocombustible, un agua depurada reutilizable y otros productos ecológicos de alto valor en agricultura e industria.

Y eso sin olvidar otros resultados a escala social, como la incidencia que el proyecto ya está teniendo a escala económica y laboral. No en vano All-gas ha dado trabajo a una docena de investigadores, pero también está permitiendo dar trabajo a varias empresas de Chiclana que han colaborado en las obras necesarias.

La hora de la verdad
Lo que se hizo el viernes fue constatar que las investigaciones estaban dando resultados tanto en lo que supone lo más llamativo, que es la generación de combustible, como en las investigaciones que surgen de la principal y que están dando lugar a otros proyectos con identidad propia.

Con una inversión de doce millones de euros, la participación de la Unión Europea y la colaboración de distintas empresas, Frank Rogalla, director de Investigación de Aqualia, ya decía el viernes que no se podía pedir más.

En la constatación de ese éxito estuvieron presentes el propio director general de Aqualia, Félix Parra y el director de Investigación y coordinador del proyecto All-gas, Frank Rogalla; el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Fiscal y el alcalde de Chiclana, José María Román representando a las Administraciones regional y local y el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Agustín Muñoz, en representación del Estado.

Y obviamente el que el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, que tuvo el honor de dar por inaugurada esta nueva fase y llenar o poner a llenar el tanque de un vehículo en el surtidor instalado en la depuradora.

Visitaron las instalaciones en la salina y constataron que todo entra en las previsiones de las autoridades europeas tendentes a acabar con la era del carbón.

El proyecto, financiado en un 60 % por la Unión Europea con siete millones de euros, ha superado en estos años con éxito sus diferentes pasos y entra ahora en su fase de demostración a escala industrial, lo que aproxima su lanzamiento.

Cuarenta coches durante un año

El comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, estrenó esta nueva fase y surtió en una "gasinera" a uno de los cuarenta vehículos que probarán la eficacia de este nuevo biogás producido en la planta depuradora de El Torno de Chiclana de la Frontera.

“El abandono de los combustibles fósiles va a ser una realidad. En el 2050 vamos a ver la descarbonizacion total de la economía y proyectos como este ponen su granito de arena en ese proceso”, dijo el comisario europeo.

Dos hectáreas de cultivo de algas (el equivalente a dos campos de fútbol) sobre las aguas residuales de la población de Chiclana de la Frontera serán suficientes para dotar de biogás a cuarenta coches que recorrerán 30.000 kilómetros al año.

Problemas normativos

La sencillez del proceso no se ha correspondido con la complicación administrativa del proyecto, según contaba el alcalde de Chiclana, José María Román. “Se abre una capacidad brutal de posibilidades, pero esto no estaba en el guión y se necesita una reestructuración legislativa”.

El subdelegado del Gobierno en Cádiz, Agustín Muñoz, y el consejero andaluz de Medio Ambiente, José Fiscal, apuntaron que,  seguro, se encontrará una solución en los proyectos de leyes contra el cambio climático que elaboran los gobiernos central y autonómico. A ninguna administración se le escapa el futuro de este producto.

Arias Cañete destacó la importancia de esta investigación para buscar “combustibles menos nocivos” en un momento en el que se necesita reducir en un 40 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero.

“El sector del transporte es clave en el proceso de descarbonización”, insistió el comisario europeo que explicó que, mientras que las emisiones de otros ámbitos se han reducido en un 33% entre 1990 y el 2016, las del transporte se han incrementado en este mismo periodo ese mismo porcentaje. Las predicciones señalan que para el 2050 el transporte de personas se incrementará un 40% y el de mercancías un 60%.

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