Mari Paz quiere que esta Navidad se le conceda un deseo. Quiere que su hijo Francisco Manuel, de nueve años, que acude al colegio en Puerto Real sea tratado igual que el resto de los alumnos del centro. El problema al que se enfrenta esta madre es que su hijo tiene sólo un 2 por ciento de visibilidad y sólo recibe la asistencia de una monitora durante una hora y media al día de lunes a jueves. E l viernes nadie asiste a este niño, que hay veces que se siente incapaz de acudir al baño. El resto de la jornada lectiva este pequeño va a su ritmo, intentando seguir el hilo de la clase porque “tiene muchas ganas de aprender. Quiere ser ‘grabadorista’ porque como tiene tan desarrollado el sentido del oído, ve que dedicándose a algo relacionado con el sonido puede alcanzar sus metas”.
”Estoy luchando para que quede constancia del poco apoyo que tienen las personas invidentes”. A Francisco Manuel le asiste una persona cualificada de la Junta de Andalucía de 9 a 10.30 horas de lunes a jueves. Sus profesores “están muy pendientes de él, pero no saben el Braille. Había una monitora que el pasado año estaba 25 horas y este año está 15 horas y ya no está tanto tiempo con mi niño”. “El necesita a una persona al lado, que le guíe. No hay personas cualificadas que puedan atenderlo”, afirma esta madre desesperada que lleva desde el pasado mes de septiembre luchando. Acudió a la Once donde pusieron a disposición a esta asistente que “se ha esforzado mucho, está aprendiendo Braille”.
El problema es el resto de la jornada educativa, que no cuenta con ese “lazarillo, con ese monitor que asista a mi hijo las cinco horas”. Todos los niños tienen que poder disfrutar de sus derechos y “no sentirse marginados”. Mari Paz le pide a la Once y a la Junta de Andalucía que escuche su petición, necesita un monitor.
Desde el centro han mandado escritos a la delegación, así como la madre se ha puesto en contacto vía telefónica y “me prometieron que iba a venir el monitor, pero a día de hoy no ha venido”. Esta mujer cuenta con el apoyo de la Federación Local de asociaciones de Padres y Madres.
“Quiero que lo ayuden a él, que esté seguro, se sienta cómodo y no se sienta discriminado con respecto a los demás”, declara con mirada triste esta madre que lleva muchos años sufriendo. Incluso llegó a proponerse ella misma para ejercer como monitora de su hijo durante la jornada escolar. Una opción que no le respondieron ni desde el centro educativo ni desde la propia delegación de Educación. Francisco Manuel comenzó su vida con muchas dificultades. Una bronquiolitis a los 31 días de nacer le provocó que no pudiera ver. El relato de la madre provoca escalofríos y más cuando se trata de un niño con tantas ganas de superación y de aprender.
