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A propósito de la HUELGA INDEFINIDA

La presión de las familias puede conseguir que la Junta de Andalucía garantice la justa estabilidad a los interinos

A propósito de la HUELGA INDEFINIDA

 

Una huelga permite legalmente a una persona trabajadora no trabajar y no pueden despedirla. De esta forma se muestra la voluntad de no colaborar vendiendo su fuerza de trabajo con quien le contrata, intentando que quien la contrata asuma determinados compromisos o al menos no cambie los ya adquiridos. Y claro está se hace huelga cuando se puede presionar. En el caso de una Huelga Indefinida se asume que hasta tanto lo que se propone por parte de quienes trabajan no sea asumido por quien contrata la huelga no tendrá fin.  El objeto de la Huelga es producir alguna merma en los intereses de quien contrata. De hecho si esta circunstancia no se produjera no tendría sentido alguno realizar la huelga, ya que quien la hace pierde el salario.  Si  quien contrata no sufre ningún quebranto en sus intereses  no tiene objeto que quien hace la huelga pierda el  salario, necesario para vivir.  Por ello la principal cuestión antes de hacer una huelga es preguntarse si esta hace alguna mella en los intereses de quien contrata.

En el ámbito de la educación pública, por ejemplo, quien contrata es la administración pública. Y cuando el profesorado hace huelga a quien en realidad incomoda es a las familias y al alumnado (el que desea tener clases, claro). Es evidente que, en este caso, el personal docente que hace huelga nada intranquiliza a los políticos, gobernantes de la administración pública, ya que incluso les viene bien ahorrarse algunos salarios del personal huelguista, en muchas ocasiones en huelgas de muchos días los políticos no han hecho absolutamente nada por acercar posturas negociadoras para evitar la situación de huelga. Sin embargo a las familias y al alumnado se le causa un daño doble, por un lado porque los centros educativos recogen a la infancia y juventud unas horas mientras sus familiares trabajan o se ocupan de sus asuntos, y, por otro, la perdida de días de clase merma los conocimientos que deben adquirirse, bien para titular o para aprobar exámenes. Sin embargo  las familias y alumnado no reclaman en ningún caso que los políticos les indemnicen por los trastornos y daños que le causa la huelga del personal docente.  

En la educación una huelga indefinida realizada masivamente en determinados momentos tendría efectos negativos importantes para generar un movimiento reivindicativo de familias y alumnado. Las evaluaciones y titulación consecuente del alumnado, son esenciales y es cuando más necesario es el trabajo burocrático del docente. Esos son los actos administrativos que deben bloquearse. Las familias deben comprender que el profesorado interino que va a perder su puesto de trabajo genere esa incertidumbre. La presión de las familias puede conseguir que la Junta de Andalucía garantice la justa estabilidad a los interinos.

 

Fdo. Rafael Fenoy Rico

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