El tándem que integran el presidente ruso, Vladímir Putin, y su delfín, Dmitri Medvédev, dirigirá Rusia durante otros seis años después de que la Duma o cámara de diputados aprobara hoy la candidatura del segundo al cargo de primer ministro.
Medvédev, de 53 años, recibió el respaldo de 374 diputados oficialistas y nacionalistas, mientras su candidatura fue rechazada por 56 comunistas y socialdemócratas.
La votación tuvo lugar al día siguiente de que Putin fuera investido como presidente durante una ceremonia oficial en el Kremlin, donde permanecerá hasta 2024, completando casi un cuarto de siglo en el poder.
Putin y Medvédev han dirigido conjuntamente Rusia desde 2008, una década que comenzó con la guerra en Georgia y que ha estado marcada por la tensión con Occidente, debido a la anexión de Crimea y la injerencia en Ucrania.
Entre 2008 y 2012 Medvédev ostentó el cargo de presidente y Putin el de jefe de Gobierno y durante los últimos seis años se intercambiaron los roles.
En 2012 las potencias occidentales confiaban en que Medvédev, considerado un liberal, mantendría la Presidencia, pero Putin regresó al Kremlin, lo que abrió una fase de represión política e intercambios de sanciones entre ambos bandos.
Según Gleb Pavlovski, antiguo asesor del Kremlin, el hecho de que Putin propusiera a Medvédev no significa que esté satisfecho con su labor al frente del Gobierno, sino que quiere mantener inamovible el sistema político a la vista de las presiones occidentales.
Calificó de "arcaico" y "moralmente obsoleto" dicho sistema, pero negó que Medvédev pueda rebelarse contra su jefe, que podría nombrarle su sucesor en 2024.
Putin, que rara vez acude al Parlamento y fue recibido con vítores por los diputados, presentó personalmente en la Duma la candidatura de Medvédev, quien comenzó su carrera política junto a su mentor en el Ayuntamiento de San Petersburgo (1990-96).
"Medvédev no necesita presentación. Me dirijo a todos los grupos parlamentarios, les pido que apoyen mi propuesta de nombrar a Dmitri Medvédev como jefe del Gobierno", dijo Putin desde la tribuna.
Putin consideró crucial garantizar el continuismo en el trabajo del Gobierno, al que alabó por mantener la estabilidad económica en "años difíciles", en alusión a las sanciones occidentales y la caída de los precios de los hidrocarburos.
Pese a que es muy impopular en ciertos sectores -unos le acusan de políticas neoliberales y otros de hipotecar la economía debido a los ingentes gastos en defensa-, Putin siempre ha defendido a capa y espada a su fiel escudero.
A su vez, reconoció que las tareas que tiene el Gobierno por delante son "grandiosas" y "ambiciosas", e incluyen convertir a Rusia para 2024 en una de las cinco principales economías mundiales, cuando ahora ocupa el duodécimo lugar.
Eso incluirá la reducción a la mitad de los índices de pobreza, que afectan ahora a unas 20 millones de personas (un 13 % de la población); aumentar la esperanza de vida hasta los 78 años y mejorar anualmente la vivienda de 5 millones de familias.
Para ello, marcó como objetivo que la economía rusa crezca por encima de la media mundial, aunque este año no crecerá más de un 2 %, según las previsiones, y aún no se ha recuperado del todo de la recesión y la brusca devaluación del rublo.
Mientras es sabido que Rusia reducirá el presupuesto en defensa por vez primera en muchos años, Medvédev prometió que estudiará medidas impopulares pero necesarias como el aumento de la edad de jubilación.
También cifró en unos 330.000 millones de euros el dinero necesario para cumplir con los encargos del presidente, una cifra que los comunistas consideraron distorsionada.
Precisamente, los comunistas, el segundo partido con más escaños, echaron en cara a Putin y Medvédev que 200 familias de oligarcas controlen casi toda la riqueza del país y pidieron urgentes cambios en el Ejecutivo.
"De los últimos cien años, sólo en los últimos diez la economía rusa creció muy por debajo de la media mundial", dijo, en un claro elogio a la economía soviética.
Además, se mostró totalmente en contra del aumento de la edad de jubilación, aduciendo que en estos momentos 45 de cada 100 hombres rusos ya no llegan a los 60 y que en caso de aprobar esa medida, hasta 80 no alcanzarían nunca esa edad.
Putin también instó a Medvédev a formar cuanto antes el nuevo gabinete de ministros, entre otras cosas, debido a la cercanía del Mundial de fútbol, el mayor acontecimiento que acoge este país desde la caída de la URSS, en 1991.
Medvédev ya anunció la salida de varios pesos pesados como los viceprimer ministros Ígor Shuválov, hasta ahora su mano derecha; Dmitri Rogozin, encargado de la industria militar y espacial; y Dmitri Prijodko, que coordinaba la política exterior.