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"El Lobo" escribe sus memorias de 45 años de infiltrado en ETA y espía

"Perdí el sueño, mis amigos y la familia, y mis enemigos se multiplicaron, porque los tenía hasta en mis propias filas"

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  • El Lobo. -

"Perdí el sueño, mis amigos y la familia, y mis enemigos se multiplicaron, porque los tenía hasta en mis propias filas. Me decían "corre, Lobo, corre, que tu vida dependerá de tu instinto".

Así describe su vida Mikel Lejarza, alias "El Lobo", que fue captado por el servicio secreto para infiltrarse en ETA en 1973, y ahora ha escrito un libro en el que rememora sus 45 años de espía. "Yo confieso. 45 años de espía" será presentado el próximo jueves en Bilbao por su coautor, el periodista Fernando Rueda.

La leyenda de Mikel Lejarza (Areatza, Bizkaia, 1951) se inició en 1973 cuando se infiltró en ETA. Desde el interior de la organización terrorista, consiguió asestar el peor golpe de su historia: la detención de más de 200 activistas.

Hacer el doble juego para los servicios de espionaje sin levantar sospechas no fue fácil. De hecho, en una ocasión lo acusaron de ser espía y tuvo la sangre fría para salir indemne: "Sabemos por el movimiento catalán que han oído en las noticias de la BBC que tenemos un agente infiltrado de los servicios secretos españoles. Y ese agente eres tú y te llaman El Lobo", le dijeron sus "compañeros" terroristas.

"De la forma en que me lo dijeron me salió una risa espontánea, me partía el culo de risa. Yo llevaba mis dos pistolas, la Browning grande y la Firebird más pequeña. Las saqué y se las entregué".

"Te las metes por el culo, sois unos putos mierdas. Me tenéis aquí tres meses tirado esperando como un puto cabrón, escondido como un perro, y ahora venís y me acusáis de ser un agente secreto. Si soy un agente, ahora me voy y vosotros me pegáis un tiro. Me alejé. Se quedaron fríos", narra "El lobo" en el libro.

Tras asestar el golpe a ETA y salir a la luz pública su verdadero nombre, la banda puso precio a su cabeza y los servicios de espionaje tuvieron que darle una nueva identidad.

Años después, tras mandarle sus superiores a México porque no le gustaba el GAL, en 1989 Lejarza fue destinado a Barcelona para ayudar a desarticular a Terra Lliure.

"Detuvieron a todos los miembros de Terra Lliure, aunque algunos de los sospechosos no llegaron a ser involucrados por diversos motivos. En los ambientes de ese grupo terrorista estaba, según me contó Chema y me corroboró el jefe del operativo del servicio, Oleguer Pujol, el hijo pequeño de Jordi Pujol, que se largó a Francia. La vinculación de Oleguer se calló por ser hijo del presidente de la Generalitat catalana", asegura "El Lobo".

Lejarza continuó en Barcelona. Durante esta época ETA intentó secuestrar a sus hijos y asesinarle a él con un coche bomba, pero justo ese día estrenó coche y los etarras no le reconocieron.

En los últimos veinte años, siempre como agente secreto, Lejarza se implicó más en casos relacionados con la economía, el terrorismo internacional o el tráfico de drogas y la venta de armas, hasta tal punto que llegó a coincidir en el café Gijón de Madrid con Mohamed Atta dos meses antes de los atentados de las torres gemelas de Nueva York.

Tuvo que esperar hasta 2010 para recibir algún reconocimiento oficial a su labor como agente del servicio secreto español. Carme Chacón, la entonces ministra de Defensa, firmó la concesión de la Cruz del Mérito Militar con Distintivo Blanco y se la impuso en un acto privado Félix Sanz, el director del CNI.

"Félix Sanz dio una charla muy bonita y emocionante: "Esta medalla es una pena que se tenga que dar aquí, en un sitio cerrado; esta medalla tenía que entregarse públicamente y este reconocimiento tenía que ser público. Por cosas de nuestro trabajo tenemos que hacerlo así y lo hacemos aquí con todo el gusto". Para mí fue una manera de reconocimiento, algo que no se había hecho nunca en el servicio, eso de llevar a la familia y que te condecoren".

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