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El Gallinero

Aragón, ¿el cuarto genio?

El autor deja un gran legado carnavalesco que cultivó a lo largo de más de 30 años de trayectoria

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  • Juan Carlos Aragón -
  • Miles de personas acudieron al Falla la mañana del sábado para despedir a Juan Carlos Aragón que fallecía a los 51 años
  • Con su desaparición nace una leyenda carnavalesca como pocas se recuerdan

Una lluvia salada inundaba el fin de semana. Las calles amanecían secas pero miles de corazones se encharcaban en lágrimas. El ‘Capitán Veneno’ se marchaba sin despedirse, pero no en silencio. Los acordes de su guitarra le acompañaban en ese camino eterno. Era demasiado pronto para marcharse.

Antonio Rodríguez Martínez, ‘El Tío de la Tiza’, falleció de forma repentina en las calles de Sevilla en 1912. Tenía 51 años. Dejó entonces un legado de tangos e historia que todavía se recuerda y conmemora. Manuel López Cañamaque hacía lo propio en los primeros compases de 1953. Olvidado por casi todos y pobre de solemnidad, pasó sus últimos días pasando el ‘platito’ por los baches de Cádiz. No obstante había sido, hasta ese momento, el autor más prolífico del Carnaval en Cádiz. Francisco Alba Medina, con 58 años, dejaba este mundo después de revolucionar la modalidad de chirigota hasta convertiarla, sin querer, en comparsa.

Muchos han sido los que han aspirado a igualarse a los tres genios del Carnaval gaditano. El pasado viernes nos dejaba un poeta y autor de la fiesta que, sin pretenderlo, entre posiblemente en dicho olimpo: su versatilidad a la hora de escribir distintas modalidades -cultivó tres y obtuvo el máximo de los éxitos en dos de ellas, chirigotas y comparsas-; la huella que deja en distintas generaciones que reproducen y cantan sus pasodobles y cuplés; ha cultivado otras manifestaciones literarias como la prosa y la poesía con un total de cinco publicaciones; ha exportado el Carnaval de Cádiz más allá de Cortadura, mucho más allá, incluso al otro lado del Atlántico desde donde han llegado muestras de condolencias; y, por último, nos ha dejado joven, muy joven, y en plenitud de su carrera artística.

Aragón Becerra suma todas las pautas necesarias para convertirse en leyenda y mito. De hecho ya lo es. Varios carnavales, como los de Huelva y Olivenza (Badajoz), han demostrado horas después de su fallecimiento su admiración y respeto con el autor gaditano. Un autor que suma alrededor de cincuenta agrupaciones en treinta carnavales que transcurrieron entre 1983 y 2019. ¡Vaya, otro que se va sin su Antifaz! Por lo contrario, sí hubo tiempo para que recibiera el Baluarte del Carnaval hace unas semanas. Aun así, conociendo las formas y la pluma del autor esto poco le debió importar, pues una de las características de sus coplas fueron la poca vergüenza traducida en una canallesca que en raras ocasiones se ha dado en el Carnaval oficial.  

Sus primeros pasos en el concurso fueron en la modalidad de comparsa en la categoría juvenil. Por motivos familiares se alejó del Carnaval unos años para volver, a principio de los noventa, a la modalidad de coros. Aunque siempre reconoció no estar orgulloso de las mismas, a buen seguro, a partir de ahora muchos aficionados revisitarán dichas agrupaciones. Luego vendrían las chirigotas que, desde pronto lo encumbrarian como un enorme cupletero. Frescura e irreverencia daban vitalidad a la antigua modalidad. No obstante, tardó algunos años en conseguir su primer premio (‘Los Yesterday’, 1999).  Pronto pasaría a la modalidad donde dio comienzo: la comparsa. Y lo hizo de la mano de un gran director, Ángel Subiela. No sería el único. Le seguirían otros como Paco Trujillo, Juan Fernández o su inseparable Javier Bohórquez, pues fue esta -los cambios de grupo- una de sus señas de identidad.

Su carácter, algo complicado, ese aire de superioridad o su tono canalla, no le impidieron llegar a ser querido y admirado por una multitud de aficionados. Porque como le ocurre a muchos los genios,  ‘l´enfant terrible’ siempre dijo lo que pensaba, y eso fue una de las claves que lo hicieron grande e inmortal.  

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