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Unos premios reconocen la lucha por el desarme nuclear, la reforestación y la labor sanitaria

La fundación Right Livelihood Award reconoció ayer en Estocolmo con la concesión del Nobel Alternativo 2009 la labor sanitaria en África, el compromiso contra el cambio climático y la lucha a favor del desarme nuclear y la reforestación.

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La fundación Right Livelihood Award reconoció ayer en Estocolmo con la concesión del Nobel Alternativo 2009 la labor sanitaria en África, el compromiso contra el cambio climático y la lucha a favor del desarme nuclear y la reforestación.

En su trigésimo aniversario, estos galardones premiaron al congolés René Ngongo, al neozelandés Alyn Ware, la australiana Catherine Hamlin y el canadiense David Suzuki, que se llevó el premio honorífico.

Los tres primeros se llevarán cada uno los 50.000 euros del premio, que distingue la labor social de personas e instituciones de todo el mundo y es considerado la antesala del Nobel de la Paz: ganadores del premio alternativo obtuvieron después el segundo, como la keniata Wangari Maathai (1984 y 2004, respectivamente).

A René Ngongo, de 48 años, el jurado le reconoce su “coraje al confrontar a las fuerzas que están destruyendo la selva del Congo y construir apoyo político para su conservación y uso sostenible”.

Al acabar sus estudios de Biología en 1987, Ngongo se dio cuenta de que la selva congoleña, segunda selva tropical del mundo, estaba seriamente amenazada por las necesidades de alimento y combustible de la pobre población local y por la tala y minería comerciales.

En 1994 fundó Ocean para dar asesoramiento político y lanzar campañas populares para impulsar la reforestación, la explotación responsable de recursos, programas divulgativos de radio y televisión y una labor de presión local, nacional e internacional.

Ngongo se ha centrado en impulsar el uso sostenible de la tierra, a través por ejemplo de programas de entrenamiento para agricultores; y en denunciar la minería y la tala destructivas en el Congo, labor reconocida por organismos internacionales como la ONU.

En el caso de Alyn Ware, se ha reconocido “la defensa efectiva y creativa y el impulso de iniciativas durante más de dos décadas para promover la educación pacífica y eliminar las armas nucleares”.

Maestro de formación y de 47 años, Ware ha dirigido numerosas iniciativas por una educación basada en los valores de la paz y por la abolición nuclear, en Nueva Zelanda y a nivel internacional.

Ware comenzó su carrera con el proyecto Caravana Móvil de la Paz, con el que durante un lustro enseñó y coordinó su programa de educación pacífica en escuelas por todo el país.

Desde entonces se ha involucrado en proyectos animados por esas ideas: jugó un papel activo en la campaña para convertir Nueva Zelanda en un estado libre de armas nucleares y fue miembro de la junta directiva internacional y coordinador de las Naciones Unidas del World Court Project (1992-96) contra la proliferación nuclear.

Miembro del grupo consultivo de la ONU sobre educación para el desarme y de varias organizaciones antinucleares, fue coordinador asistente de las Brigadas Internacionales de Paz en Timor Oriental.

A Catherine Hamlin se le ha distinguido por medio siglo “dedicado a tratar a pacientes de fístula vaginal, restaurando así la salud, esperanza y dignidad de miles de las mujeres africanas más pobres”.

De origen australiano, Hamlin, de 85 años, llegó a Etiopía en 1959 para trabajar como ginecóloga y obstetra con su esposo Reginald en un hospital de Addis Abeba, donde impulsó un tratamiento pionero de la fístula vaginal, originada tras el parto y que aunque superada en el primer mundo sigue estando extendida en África.

El siguiente paso fue buscar financiación en el exterior para abrir en 1974 su propio centro, el Hospital de Fístula de Addis Abeba, que incluye instalaciones de recuperación para las pacientes.

En la actualidad controlan cinco centros gratuitos en Etiopía, donde se trata a 2.750 mujeres al año, el 29% del total de casos; y promueven la labor preventiva a través de clínicas rurales.

El premio honorario ha distinguido a David Suzuki por su “defensa de la responsabilidad social del uso de la ciencia y su contribución masiva a extender el conocimiento de los peligros del cambio climático e impulsar el apoyo a políticas que lo reconocen”.

A través de sus libros y sus programas de televisión Suzuki, canadiense de 73 años, ha alertado sobre las consecuencias del cambio climático y los riesgos de la biotecnología y ha defendido los derechos de las poblaciones indígenas durante dos décadas.

El Premio al Correcto Modo de Vida (Right Livelihood Award), como realmente se llama este galardón, fue instituido en 1980 por el escritor y ex eurodiputado sueco-alemán Jakob von Uexküll.

La ceremonia de entrega de los galardones se celebrará el próximo 4 de diciembre en el Parlamento sueco.

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