Dos son los principales motivos que provocaron el accidente de un camión hormigonera, totalmente cargado y con un peso de 11.000 kilos de carga más el peso del vehículo, en una calle prohibida para vehículos de más de 3.500 kilos.
Primero el peso del camión que además circulaba sin permiso municipal hacia una obra cercana. El descomunal vehículo, que habría tenido difícil incluso girar hacia la derecha o la izquierda, cayó sobre su peso a un metro de profundidad, quedando semivolcado.
La segunda causa es la situación de muchas calles de la ciudad, no sólo la calle Jorge Juan donde tuvo lugar el hundimiento de la calzada. Desde hace treinta años, en tiempos de Antonio Moreno como alcalde, ya se venía advirtiendo que el alcantarillado del centro de la ciudad era de los años 40 ó 50 y que precisaba de 5.000 millones de las antiguas pesetas.
Esa era una de las causas por la que los andalucistas en el Gobierno de primeros de siglo optaron por el trazado del tranvía por la calle Real, independientemente de que a la larga salga las cuentas o haya costado más el collar que el galgo.
Todavía es peor, por cuanto precisamente las obras del tranvía dejaron al descubierto no ya la antigüedad del alcantarillado, sino la total ausencia de éste en muchos tramos, lo que hacía que las aguas se filtraran al subsuelo. No es el único socavón que se origina por el paso de un vehículo y no precisamente de 11.000 kilos.
Baste recordar el hundimiento de la esquina del bar La Sacristía hasta casi el dintel de la Iglesia Mayor, provocado por un vehículo de pequeño tonelaje. El hueco que se descubrió era la consecuencia de la permeabilización de la zona por los vertidos del alcantarillado de las casas -de ahí para abajo en la calle Real se descubrió que no había alcantarillas en la calle- o de las aguas pluviales.
Los socavones se siguen produciendo cada cierto tiempo en calles que llevan muchos años sin pavimentarse, como el reciente de la calle Lope de Vega o para el que la formación política 3R pide que se realice un estudio sobre otro detectado en la calle González Hontoria por si pudiera estar sucediendo algo igual.
“En González Hontoria podríamos tener un preaviso de ese escenario súbito de socavón que sería necesario descartar de inmediato con una campaña de geofísica, con un georadar, que nos diga si estamos ante un gran socavón en esas y otras calles que muestran atisbos de lo mismo, como es Isaac Peral y un largo etcétera que requiere de una intervención de urgencia”, dice en una nota.
El accidente se produjo pasadas las 13,00 en la calle Jorge Juan. El camión entró en la calle dando marcha atrás y el peso hundió el asfalto. Pasadas las siete de la tarde una gigantesca grúa había sacado el camión que esperaba poder salir hacia atrás una vez que se tapara el hueco que había dejado el hundimiento. Pero no con hormigón.
A partir de ahora deberán ser los servicios municipales y de Bomberos los que estudien la situación de las casas cercanas al accidente por si han sufrido daños estructurales. Y de camino poner en marcha desde el Ayuntamiento un estudio más que necesario sobre la situación de las calles que llevan sin arreglarse desde el siglo pasado. O incluso más.