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Atando Cabos

Abre una farmacia

El Tercer Mundo es su patio de atrás, allí ofrecen ayuda a cambio de que un miembro de la familia pruebe los medicamentos que están en fase de experimentación

Publicado: 23/09/2020 ·
09:04
· Actualizado: 23/09/2020 · 09:37
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Qué bien se está en una farmacia, fresquito en verano, calorcito en invierno. Limpieza y mármol o granito en los suelos. Y nadie que derrame encima una copa de vino tinto o rompa una copa de cerveza. Es que estábamos muy equivocados, el negocio más rentable no es un bar. Lo que nunca entra en déficit es una farmacia, triunfa en todas las épocas. Más que una administración de lotería, donde la gente hace cola para gastar en papelillos que luego se tiran en una gran papelera que hay junto a la ventanilla. Las noticias dicen que el premio ha caído en Barcelona, en Madrid, en cualquier lado menos al lado de tu casa, que no conoces a nadie que le haya tocado nada.

A la farmacia le va bien sin pandemia y con pandemia. Todo el mundo las pisa, hasta los que no juegan nunca. Por eso si quieres invertir sobre seguro: abre una farmacia.

Ahora que, si te sobra el dinero, por lo que tienes que apostar es por las multinacionales farmacéuticas. Para éstas el negocio siempre es boyante. No te curan el colesterol, pero te venden unas pastillitas que si las estás tomando siempre lo mantienes a raya. Dudo que les interese curar la diabetes con lo rentable que son las ventas de insulina. Nos hacen ser tan dependientes que me rio yo del camello de la esquina. Ese es un pobre desgraciado que irá cinco años a la cárcel, tres o cuatro años después de que lo hayan detenido.

El Tercer Mundo es su patio de atrás, allí ofrecen ayuda a cambio de que algún miembro de la familia pruebe los medicamentos que están en fase de experimentación. Si se le genera patologías graves, ellos ya te hicieron firmar un contrato con mucha letra pequeña, donde no hay para reclamar ni cómo.

A veces aparecen junto a otros buenos negocios como el de los tintes. Ahora todo se tiñe fuera de las fronteras del primer mundo, donde la legislación es laxa. Los trabajadores que tiñen de negro la lycra de tu ropa interior pierden los vellos de las piernas la primera semana de trabajo. Luego al cabo de los años vienen a necesitar de un oncólogo. Allí están las grandes empresas farmacéuticas colocando una clínica oncológica justo donde se colocan estas empresas de la tintorería y ofreciendo tratamientos experimentales a aquellos que no pueden pagarse ningún tratamiento.

Si no puedes subirte al primer carro o al segundo, entonces confecciona tu propia mascarilla.

 

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