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“La convergencia de la PAC hay que hacerla, pero de otra forma”

Miguel Pérez, secretario general de COAG, confía en que las reivindicaciones del campo sean atendidas por el Ministerio de Agricultura de cara al próximo año

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  • Miguel Pérez, secretario general de COAG -

El mundo del campo se lanzó a las carreteras de la provincia hace poco más de un año para protestar por la caída de los precios en origen. Sin embargo, cuando estaban a punto de protagonizar uno de sus actos culminantes, una protesta frente al puerto de Algeciras, la pandemia devolvió los tractores a los campos y a los agricultores y ganaderos a su faena diaria para que no faltara la materia prima. Ahora, han vuelto a lanzarse a la calle, aunque por otra cuestión prioritaria: la convergencia de la PAC. Al frente de las movilizaciones se encuentran las principales organizaciones agrarias, entre ellas COAG, cuyo secretario general en la provincia, Miguel Pérez, confía en que las reivindicaciones de los agricultores sean atendidas por el Ministerio de Agricultura de cara al próximo año, y sin olvidar las que siguen pendientes desde 2020.       

 

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¿Cuánta gente vive de manera directa o indirecta del campo en la provincia?

–El número es muy alto. Hay una que nosotros manejamos mucho que es el relativo al número de personas receptoras de la PAC. Somos una provincia que tenemos un número pequeño. En Andalucía hay unos 240.000 perceptores de PAC, y en la provincia tenemos algo más de siete mil. Somos una provincia pequeña que tiene vocación no solo de cultivos tradicionales que cobran la PAC, sino que también tienen otro tipo de cultivos hortícolas que no la cobran. En torno a 15.000 agricultores tenemos en la provincia. Aunque hay diversas formas de ejercer la actividad, desde el profesional puro, autónomo, que suele ser el modelo de nuestra provincia, hasta el pluriactivo, que se le llama ahora en el lenguaje PAC, que tiene una segunda actividad accesoria o lo contrario.

Hablamos de hasta 15.000 agricultores, y creo que no hay otro sector que pueda mover a 15.000 personas en la provincia.

–No lo hay.

Porque incluso el sector automovilístico, que también es muy importante en la provincia, solo cuenta con 6.000 empleados frente a los 15.000 del campo.

–A nivel general, el sector agroalimentario ha exportado un 75% más que el automóvil. Suena muchísimo, son empresas localizadas, y el campo ha quedado un poco apartado, no se le ha prestado la debida atención, y con la llegada de la pandemia es cuando ha empezado a valorarse su contribución.

Hablaba usted de la PAC. El campo se ha lanzado a la calle por los recortes. ¿Ustedes tienen esperanzas de que no lleguen los recortes o esto es ya inevitable?

–Hay que diferenciar dos puntos clave dentro de lo que estamos hablando. Uno, un decreto puente para el año 2021-2022, que es previo a la entrada en vigor de la nueva PAC. Y, segundo, simultáneamente a la entrada en vigor del decreto se está negociando en Europa las líneas de la nueva PAC y cómo se reparte ese fondo para el campo. En cuanto al decreto, el año 2021 lo damos ya por perdido, porque la gente ya está haciendo la declaración de la PAC y para algunos declarantes sería incluso contraproducente, pero el año 2022 tenemos la esperanza de limarlo, porque viene de forma muy agresiva y con un término con el que cada vez estamos más familiarizados con él y que manejamos mucho en el campo y que es el de la convergencia de las ayudas. La convergencia es nivelar las ayudas para todos por igual. El que tiene más pierde y el que tiene menos gana, para llegar a lo que se ha llamado la tasa plana. Europa exige que esa convergencia esté plena en el año 2026, y el ministro ha tenido la mala idea de anticiparlo por decreto, que nos anticipa para este 2021 el 75% de la convergencia dentro de las regiones agronómicas, que son 50, y para el año 2022 llegaría al 80%. Queremos paralizar ese 80% y hacer de alguna forma un aterrizaje suave, para que la gente pueda planificarse económicamente en el campo, porque todos contaban con unos determinados ingresos, incluidas las ayudas, y es un trastoque para la economía de los productores.

O sea, que no tienen muchas esperanzas

–Para el año 2022 sí. De hecho, ya hay varios gestos por parte del Ministerio, al menos para estudiar el impacto del decreto en zonas concretas como el bajo Guadalete, el olivar de la Sierra, la ganadería de la La Janda, porque esto hay que hacerlo de otra forma.  

Justo antes de la pandemia hubo otras movilizaciones por la pérdida de la rentabilidad del campo. ¿Hay algo que haya cambiado?

–Hemos ido a peor. Nosotros publicamos mensualmente el índice que marca la diferencia entre el precio de origen y el que paga el consumidor por el producto y hay situaciones escandalosas. En hortícolas se ha producido un incremento del margen. El 12 de marzo de 2020 teníamos una macromanifestación para cortar el puerto de Algeciras, pero vino la pandemia y en un acto de responsabilidad nos pusimos a producir y que no faltara nada en las estanterías. Qué ha pasado ahora. Se nos ha cruzado la PAC, pero esas reivindicaciones siguen vivas y hay conversaciones entre las tres organizaciones agrarias y las cooperativas para retomarlas. Además están más de actualidad que nunca. Hay ciertas cosas como la ley de cadena agroalimentaria, para que no se pueda trabajar por debajo de coste, pero luego tiene una dinámica de aplicación muy difícil, porque hay que establecer costes de producción según categorías, región... pero puede ser una buena norma para acabar con el dumping, que es trabajar por debajo de los costes de producción, ya que eso no se le puede exigir a nadie y el campo tiene que tener una norma que frene este tipo de prácticas.

Reino Unido ha retomado las negociaciones con Gibraltar para construir un macrotúnel que conecte el continente africano con Gibraltar. ¿Esto que supondría para el campo?

–A nosotros no nos da tanto miedo una macro obra que sería histórica, al unir dos continentes, como África y Europa, sino lo que ocurra a partir de entonces y cómo. No nos podemos oponer a una vía de comunicación histórica, pero para qué va a servir, y cómo nos afectará en lo relativo al tráfico de mercancías agrícolas. En este caso hay que ver qué tratamiento se le va a dar, y qué competencia desleal va a acuciar más con este tipo de posibilidad. Para nosotros ya es malo que Reino Unido se haya salido de la Unión Europea, pero cualquier país desarrollado debe entender que no puede adquirir productos con bajos precios, criados en condiciones infrahumanas, sin respetar condiciones laborales ni humanitarias.

Pero Reino Unido ya compra productos a través de esta vía.

–Sí, el 25% del tomate que consume Reino Unido viene de Marruecos. Y nosotros entendemos que vivimos en un mundo globalizado y competitivo en el que hay que competir, pero lo que no es normal es que un jornal en Marruecos cueste 15 euros, que no haya pago de Seguridad Social ni protección, y aquí nos vamos a 75 euros por jornal. Cómo competimos ante esto. Es la gran hipocresía europea, de lavarse la cara diciendo que nos autoexigimos mucho, pero importamos productos de esta manera.

¿Actualmente para nosotros qué representan las exportaciones a Reino Unido?

–Para nosotros en Cádiz, no somos la provincia que más exporta, pero quien lo hace lo hace con un volumen importante, como ocurre con las bodegas del Marco de Jerez.

El Gobierno central anunció ayudas directas por la pandemia. Se ha excluido al sector vitivinícola. ¿Esto qué explicación tiene?

–Yo no se la encuentro. Quizás la excusa sea que el sector vitivinícola tiene unos fondos propios a través de la OCM, que va dentro de la PAC, pero no pueden suplantar las ayudas Covid. Además este año se hizo un esfuerzo adelantando las ayudas del año siguiente para destilar vino y aliviar los números del sector. No le encontramos explicación, porque las bodegas necesitan ayuda directa para sacar sus vinos. El año pasado se perdieron las ferias, las grandes celebraciones, y el sector se consolaba con que esto podía durar poco tiempo, pero es que ya vamos por el segundo año. Creo que las ayudas son imprescindibles.

¿Pero por qué otras bebidas sí y éstas no?

–Yo tampoco lo entiendo y creo que es un error que se debe subsanar. 

¿Hay interlocución con el Ministerio en este sentido?

–Sí, y además no solo el Ministerio. El propio Ministerio se ha movido a nivel de Europa y ha contado con el apoyo de 13 países para reclamar un fondo extraordinario para el sector, porque si no va a caer y va a tener una debacle de la que nunca se va a recuperar. Es un sector modelo que hay que cuidar.

La Junta también ha anunciado ayudas extraordinarias, ¿se va a beneficiar el sector primario de ellas de alguna forma?

–Hay una línea para caballos y para el viñedo, aunque no sabemos la cuantía, pero puede ser un alivio, aunque lo importante es que haya celeridad, como pedimos para la flor cortada, porque a día de hoy el 60% de los floricultores no han cobrado la ayuda. Los políticos lo han vendido a bombo y platillo, para dar a entender que se está ayudando al sector, pero en el fondo no hay una celeridad en la concesión de las ayudas.

¿La sequía es ahora mismo un problema? ¿Temen restricciones o es algo que ahora ven como más lejano?

–Nosotros ahora mismo en el tema del almacenamiento de agua, tenemos la suerte de ser una provincia con un gran almacenaje, y ahora mismo estamos diez puntos por debajo del agua embalsada el año pasado, que no fue bueno desde el punto de vista climático, aunque tenemos cierta capacidad para asegurar el riego de este año y cierta tranquilidad, aunque con la incertidumbre de cómo se comporta la primavera y cómo empezamos el nuevo año. Si encaramos el nuevo año con ese déficit hídrico vamos a tener problemas. 

¿Por qué en la provincia de Cádiz no tenemos una industria agrícola tan potente como la de Almería?

–Yo creo que esto es un poco culpa de todos, pero no eludo la responsabilidad de los agricultores, porque no ha habido un entramado y cada pueblo tiene una forma de ser. Hay zonas con gente más emprendedora que otra. Aquí cada vez se hacen más cosas y mejor, como en la zona de Conil, el Campo de Gibraltar, Costa Noroeste, el Marco de Jerez, pero es verdad que se echa de menos que tengamos productos de tanta calidad y que no les saquemos todo el valor que tienen aquí en la provincia.

Se viene hablando de la oportunidad de diversificar la viña para uso turístico. Aquí siempre se ha dicho que sin arreglar antes los caminos rurales no se puede avanzar. ¿Esto en qué punto se encuentra o se ha abandonado por falta de dinero o interés?

–Se está haciendo, pero va muy lento. Se están inventariado caminos. Hay una línea de fondos en el GDR específica para este asunto, pero va muy lento. Nosotros perdimos un tren cuando nació esta ayuda, ya que pedíamos que tenían que venir ayudas para reconstruir y mantener el patrimonio, las casas de viñedos, porque el viñista no tiene capacidad económica para mantenerla. Y cuando nace la ayuda se vincula a que haga una actividad secundaria, como enoturismo, que es una actividad que no es propia, y eso es una primera pega. Después está el tema urbanístico, ya que el PGOU hay que modificarlo para que todo sea más fácil, porque la gente se aburre con los proyectos. Hay que darle un empujón por parte de todos.

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