Dejó escrito Herman Hesse que “entre las ramas de los árboles sopla el viento, sus raíces descansan en el infinito; pero no se pierden, sino que tienen como objetivo, con todas sus fuerzas vitales en una cosa: hacer la ley que es inherente a sí mismos, construir su propia forma. Nada es más sagrado, nada es más ejemplar que un árbol hermoso y robusto”. Y no ha sido solo el escritor alemán quien ha fijado sus ojos en estos bellísimos regalos de la Naturaleza. Pintores, artistas, creadores de toda índole, han rendido homenaje a estos múltiples y magníficos ejemplares que nos acompañan desde hace siglos.
La reciente publicación de “Árboles” (Anaya, 2021), nos acerca un sugestivo volumen que da cuenta de laverdad, la simbología, el abrigo,la majestuosidad…, de estos fieles compañeros.Editado con esmero, está ilustrado primorosamente por Mónica Armiño, quien ha captado y vertido con sabiduría todo el cromatismo y diversidad que encierran sus secretos.
Los textos de Salvador Comelles llevan como anticipo un prólogo donde el autor afirma: “Los árboles nos dan sombra y cobijo, nos ofrecen sus frutos y nos hacen más amables las calles de la ciudad. Hemos subido a ellos y nos han ayudado a escondernos. Apoyados en su tronco, hemos leído un libro o hemos cerrado los ojos para sentir el olor del bosque, para escuchar el susurro del viento, para contemplar el paisaje. Echan raíces que se internan en la tierra y, al mismo tiempo, crecen hacia el cielo. Nos indican el paso del tiempo, de las estaciones. Los vemos como una realidad sólida. Y algunos viven vidas muy largas y nos sobreviven durante generaciones”.
Y con estos mimbres, el lector puede adentrarse en un universo original y confortador desde el que autor catalán propone una hilera de árboles que podrán hacernos compañía. De ese modo, conoceremos “El árbol de alquiler”, que tiene tres nidos disponibles y un cuarto más para emergencias. “El árbol del sueño”, con capacidad para adormecer a las personas que están unos minutos cerca de él.
Singular se presenta “El árbol curioso”, propio de los jardines y patios de las casas. “El árbol faro” sirve de guía a los barcos que van llegando a las costas. Sin embargo, en “El árbol alfabético” cada hoja representa una letra y, según las letras que tenga, podrá hablar de una manera u otra. “El árbol del sonido” pareciera tener varias orejas: todo lo que llega a sus oídos, se lo queda. No podía faltar “El árbol de los secretos”, que acoge todo cuanto le quieras susurrar. Por otra parte, “El árbol de la memoria” nace cuando muere alguien. Y, claro, “El árbol interior” esaquel que va creciendo a nuestro lado y muestra quienes somos“y con sus ramas y raíces enseña hasta donde he llegado, hasta donde he crecido. Por fuera y por dentro”.
Al cabo, una hermosa aventura de estos hermosos hijos de nuestro entorno, que tanta paz y amor emanan y que no son sino las semillas de nuestro futuro bienestar.