La llegada de Carmen a Larache coincide con el final de la guerra del Rif y el comienzo de la fase de pacificación en el protectorado español de Marruecos.
A través de sus paisajes, ciudades y pueblos, y sobre todo entrando en contacto con la población marroquí, la joven se va enamorando de un país que, inmerso en múltiples cambios de todo tipo, experimenta una profunda transformación que camina paralela a la que ella misma va viviendo.
Junto a ella, su padre, militar de profesión y veterano de guerra, le irá mostrando un camino plagado de sinsabores, angustias y desvelos, entre los españoles que allí destinados sirven a su país en el ejército.
Cuando el militar decide revertir esa situación, arrastrará a su hija hacia un callejón sin salida. Un desenlace inesperado provocará su vuelta a España en el peor momento de su historia reciente.
Esa es la sinopsis oficial del libro escrito por Jesús Manuel López Ramírez en la que la protagonista es su abuela Carmen. O dicho de forma más exacta, el hilo conductor de un auténtico estudio de la que fue el Protectorado de Marruecos para las personas que lo vivieron, tanto nativos como españoles. Es por eso que está considerada dentro del género de novela histórica, lo que implicó para el autor un intenso trabajo de campo para retratar aquella sociedad que fue capaz de vivir entre tres culturas.
Es además un homenaje para todas aquellas personas que vivieron en Marruecos entre 1912 y 1956 y vivieron la realidad de un Protectorado, algo ya desfasado desde la óptica de los tiempos actuales. Y lo mejor es que comenzó como un pequeño documento y terminó como un libro de 400 páginas en el que “he procurado que la historia de Carmen vaya paralela a la historia de España y a la historia del Protectorado”, dice Jesús Manuel López.
¿Pero es un homenaje? ¿Es una novela?, le preguntan a Jesús López. “Es un homenaje a mucha gente, personas y grupos. Un homenaje a mi abuela Carmen y a la mujer en general a lo largo de la historia y sobre todo en aquella España que entre 1912 y 1956 vivió una dictadura de Primo de Rivera, una monarquía, una república, una guerra civil, con otra dictadura… Fue una época muy convulsa y quise homenajear a toda esa gente que había vivido esa época pero en concreto a las que habían vivido en el Protectorado. De esta forma quise homenajear no sólo a los españoles sino a los marroquíes que convivieron perfectamente con tres religiones diferentes”.
“Es cierto que la sociedad civil en muchas ocasiones parece que va por un lado y por otro los estamentos. España llega en aquello momentos al norte de Marruecos con mucho pesimismo. España acababa de perder Cuba y Filipinas y cuando comienza el reparto el país iba tambaleándose y gobernados por unos gobernantes muy alejados de lo que era la sociedad civil”.
“Es cierto que los primeros momentos la mayoría de las personas que fueron a vivir allí eran militares o familias de militares, pero a partir de ellos años 30 el número de personas que fueron, fundamentalmente de Levante y de todos los rincones de Andalucía, era personas que encontraron en el norte de Marruecos una oportunidad, de negocio, de vida, de bienestar para sus familias que no encontraban en su país”.
“Allí no hubo ningún tipo de enfrentamiento en algunas zonas, pero tenían más que ver con el nacionalismo marroquí y la actitud de determinadas ciudades que se enfrentaba al poder militar español, que no al poder civil que no existía”. Tan es así que el Protectorado español de Marruecos era menos beligerante que el Protectorado francés, donde hubo más enfrentamiento civil”.
“España cuando llegó ya venía de una etapa de enfrentamiento con el Sultanato o más que con el Sultanato con grupos que tenían que ver con él y había conquistado mucho antes del Protectora ciudades como Larache, en 1610 o en 1870 Tetuán ya había sido española. Pero el Protectorado fue aparte. Desde 1912 que llegan las primeras tropas españolas hasta 1927 que se producen las últimas conquistas militares para pacificar la zona norte, hubo una guerra muy cruenta donde murieron miles de españoles. De todos es conocido el desastre de Annual de julio de 1921 cuando España en unos 40 días pierde casi 13.000 militares, la mayoría de ellos de manera muy cruenta barridos por las huestes de Abd el-Krim”.
“A partir de ahí hasta 1927 ocurrirá un hecho muy significativo que establece prácticamente el final de la guerra y que es el desembarco de Alhucemas -para nosotros Villa Sanjurjo, una de las muchas que existen en Marruecos que fueron fundadas por españoles- y a partir de ahí comienza una fase de pacificación que durará hasta prácticamente bien entrados los años 40-50. La presión de los grupos nacionalistas y de otros países europeos, entre ellos Francia que dejará su Protectorado meses antes que los españoles, obliga a España a dejar una tierra donde había dejado muchísimas miles de vidas y miles y miles de millones de pesetas que dejaron muy maltrechas las arcas españolas.
“Carmen es la excusa para escribir ‘Carmen sí tiene que le escriba’. No es la historia de Carmen, no es la biografía de Carmen sino una historia de ficción que yo utilizo para ir dando a conocer todo lo que ocurre en el Protectorado español de Marruecos, o al menos lo más significativo, desde 1925 que es cuando ella llega desde su Santander natal hasta Larache hasta 1956. Llega en el momento de la pacificación del norte de Marruecos y se va enamorando de la cultura marroquí y de la forma de vida del Protectorado. Es un hecho muy curioso porque todas las personas con las que he hablado, que han sido muchas, que vivieron en aquel momento en el Protectorado, tienen esa nostalgia. Muchas nacieron en Larache, en Alkazarquivir, Tetuán… y hablan con nostalgia de lo que fue aquellos, la vivencia tan bonita, tan buena en la que vivieron muchos miles de españoles”.
“El censo en 1956 hablas de 146.000 españoles, que son muchas y teniendo en cuenta que desde los años 40 el número había descendido. Podemos estar hablando según algunas estimaciones de casi 240.000 españoles que nacían, crecían, estudiaban, inauguraban sus negocios…”
Y morían. Cuenta Jesús López que en una de las presentaciones del libro ‘Carmen sí tiene quien le escriba’ se le acercó un señor que había sido responsable de la conservación de los cementerios españoles en Marruecos. Y es que hay muchos miles de españoles enterrados en cementerios marroquíes, “por cierto, cementerios que están decrépitos la mayoría de ellos, muy deteriorados y da pena. Y cuando son tierra española fruto de los acuerdos de cooperación con Marruecos. Es España la que debe cuidar los cementerios y es lamentable por ejemplo la situación del cementerio de Tánger o de alguno de Larache que yo he visitado además de los que se perdieron”.
La venta del libro va muy bien y Jesús López nunca imaginaba que iba a tener ese éxito. Se puede comprar en todas las librerías y en las plataformas de internet, como es lo natural en esos tiempos.