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Acento andaluz

El catedrático Pérez Monguió

Espero que entiendan que, por una vez, les escriba sobre un familiar. No voy a pedir disculpas por dedicar esta columna al catedrático de Derecho Administrativo

Publicado: 15/05/2022 ·
23:13
· Actualizado: 16/05/2022 · 09:49
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  • El catedrático Pérez Monguió, tercero por la derecha. -
Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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Espero que entiendan que, por una vez, les escriba sobre un familiar. No voy a pedir disculpas por dedicar esta columna al catedrático de Derecho Administrativo José María Pérez Monguió, de quien tengo la suerte de ser hermano. En muchas ocasiones, por mi condición de periodista me autocensuré a la hora de resaltar sus aportaciones jurídicas para evitar torpes asociaciones mecánicas de ideas de supuesto trato de favor mediático. Por tanto, si a alguien debo solicitar su perdón es al mayor de los Pérez Monguió a quien, creo sinceramente, le perjudicó más que benefició mi trabajo en diversos medios de comunicación.

Sin embargo, no enfatizar, a estas alturas de la película, los méritos de este profesor de 50 años, con 25 de carrera, sería una nueva injusticia, sobre todo después de que un tribunal, previa autorización de la ANECA, le nombrara el pasado viernes catedrático con la máxima puntuación gracias a su profusa aportación académica, investigadora, en la transferencia del conocimiento y la gestión universitaria. Con más de un centenar de publicaciones, sus manuales sobre las prácticas del buen gobierno; la transparencia; la función pública; la muerte digna; el deporte; la transexualidad; los animales de compañía, perros guías y potencialmente peligrosos -“no uno de los expertos, sino el experto en España”, resaltó el tribunal- y más materias le han convertido en un prolífico autor desde las Universidades de Cádiz y de Pisa, donde ha pasado largas estancias profesionales.

Con todo, de lo más orgulloso que pueden sentirse sus colegas juristas y sus allegados es haber alcanzado esta plenitud profesional perteneciendo a esa rara avis universitaria que nunca creció bajo “las prácticas arbitrarias de algunas personas que se esconden tras el velo de los departamentos”, según denunció en su exposición. “No me he rendido nunca y he soportado el castigo de las injusticias mientras buscaba rutas alternativas. Muchas veces el viento particularmente no me ha favorecido y parte del recorrido ha sido realizado a remo. No me he sometido a las velas de la inmediatez, nunca, del trabajo rápido. He optado por el camino largo para mantener mi identidad”, confesó Pérez Monguió, quien no tuvo el paraguas protector de padrinos endogámicos, pero sí maestros y compañeros con los que aprendió en el camino, como José Luis Murga, Luis Humberto Clavería, Roberto Romboli, Franco Bonsignori, Severiano Fernández Ramos, Manuela Mora, José Luis Ribero, Eva Garrido, José Chamizo, entre otros, de quien heredó su entrega al alumnado: “No he escatimado en dedicar tiempo, fuerza, creatividad entusiasmo en todo los realizado especialmente en el contacto con los estudiantes”. Pasión que nace en su profundo convencimiento del ascensor social que representa la universidad pública, como hijo y ejemplo que es de la educación pública primaria, segundaria y superior.

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