La organización WWF ha denunciado que cada semana al menos un lince ibérico muere a manos de furtivos tiroteado, envenenado o víctima de cepos ilegales
La organización WWF ha denunciado este lunes que cada semana al menos un lince ibérico muere a manos de furtivos tiroteado, envenenado o víctima de cepos ilegales, "un goteo incesante que amenaza con dinamitar los esfuerzos para recuperar la especie".
Según un análisis realizado en el marco del proyecto LIFE SWiPE, la ONG conservacionista estima que 68 linces murieron en 2021 a manos de furtivos, un 5 % de la población total, ha señalado en un comunicado.
Desde hace dos décadas se ha realizado un trabajo colaborativo para recuperar esta especie única en el mundo, que ya cuenta con 1.668 ejemplares entre España y Portugal.
En paralelo a este esperanzador aumento, WWF denuncia que ha resurgido el furtivismo, uno de los principales factores que llevó al lince al borde de la extinción, siendo actualmente la segunda mayor causa de mortalidad no natural de la especie (un 5 %), muy cerca de los atropellos (un 6 %).
El análisis de WWF desvela que 233 linces murieron ilegalmente desde el año 2000 hasta el 2021, el último con datos disponibles.
Algunas de estas muertes se producen por métodos de caza no selectivos, crueles e ilegales, como los cebos envenenados o los cepos; itras veces, la muerte es intencionada.
Desde WWF han indicado, además, que la inmensa mayoría de estos crímenes quedan impunes o nunca se conocen.
Según este nuevo análisis, tan solo se logran detectar un 30 % de las muertes de lince por furtivismo.
“Estos alarmantes datos de furtivismo son un terrible recordatorio de que los crímenes contra la vida salvaje son invisibles”, ha asegurado Silvia Díaz Lora, coordinadora del proyecto LIFE SWiPE en WWF España.
En cuanto a la motivación de las muertes, según el análisis de WWF, el problema es más frecuente allí donde han surgido conflictos tras el regreso de la especie, muchas veces relacionados con denuncias de ataques a gallineros o pequeñas explotaciones ganaderas.
“El lince es una especie ampliamente aceptada y querida en sus nuevos territorios, incluyendo al colectivo ganadero o cinegético. Es imprescindible adelantarnos a los conflictos e invertir en medidas preventivas, como reforzar los gallineros, algo que ya se está haciendo en muchas zonas donde trabaja el proyecto LIFE LynxConnect”, ha señalado Ramón Pérez de Ayala, responsable de la conservación del lince en WWF España.
Gracias al trabajo colaborativo de múltiples actores -desde la administración liderando los proyectos de recuperación, a las ONG de conservación o el sector cinegético- el lince ibérico ya ha recorrido prácticamente la mitad del camino para alcanzar una población fuera de peligro.
“No podemos permitir que el furtivismo dinamite la recuperación del lince ibérico, un éxito mundial de conservación y un orgullo para toda la sociedad y los territorios donde vive”, ha apuntado Pérez de Ayala.
"Para acabar con esta lacra es necesario que las administraciones prioricen la persecución de los delitos contra la vida salvaje y también la colaboración ciudadana, denunciando cualquier caso de furtivismo”, ha concluido.