La mañana del día 8 de septiembre comenzaba con la Solemne Fiesta en honor a Nuestra Señora de Guadalupe. El templo de San Pablo se quedó literalmente pequeño para albergar a todos los que quisieron felicitar a la Madre del Gavellar en ‘el día de su santo’. Fueron numerosísimos los sacerdotes que se dieron cita en la iglesia para concelebrar la eucaristía, una eucaristía que contó con la valiosísima intervención del coro ‘Los Girasoles’, que volvió a hacer un esfuerzo para “cumplir”, como siempre, con la Virgen de Guadalupe, sin condiciones, sin protagonismos, sólo con la humildad de sus devotas voces. Toda la celebración estuvo milimétricamente programada y como suele decirse en Úbeda “fue una fiesta hermosísima”.
De esta fiesta, y de su precedente novena, la hermana mayor de la Real Archicofradía, Mariani Redondo Moreno, ha querido destacar la implicación entusiasta de todas las parroquias, de la comunidad salesiana y de la Milagrosa, de los aldeanos de Santa Eulalia, así como el hecho de que todas las puertas a las que ha llamado, en nombre de María de Guadalupe, se le han abierto de par en par.
la procesión
Tras la comida de hermandad, sólo quedaba esperar la hora de la procesión… La Puerta de los Carpinteros sirvió de marco para poner a ‘La Chiquitilla’ al alcance de todos los ubetenses. Las calles de la ciudad se llenaron de gentes que acudían puntuales a otra de las citas que el pueblo de Úbeda mantiene, con fidelidad, año tras año, con su patrona.
Tras el estandarte de la Virgen, la banda de cornetas y tambores de la hermandad del Resucitado abría el cortejo. Hay que agradecerle su fe y su tesón, en una época en la que todas las bandas tienen “cerrado por vacaciones”. Acompañaban a María de Guadalupe miembros de su junta directiva, portando báculo y bandera, acólitos turiferarios, con ciriales y vestidos con dalmáticas, cofrades con el típico y rancio farol guadalupano, que la hermandad se ha empeñado en recuperar, miembros de la corporación municipal, mujeres con mantilla blanca, niñas vestidas de romera, representantes de las cofradías filiales, del Cuerpo Nacional de Policía, grupo parroquial de San Miguel Arcángel, Adoración Nocturna, otras asociaciones de la Iglesia y fieles en general. El clero local estuvo representado por el arcipreste Figueroa (a punto de cesar en su cargo), José Araque, capellán de la hermandad y el director de la comunidad salesiana de Úbeda. Las cofradías de la Semana Santa formaron un nutrido grupo en torno a María, cuya cabeza visible fue el Presidente de la Unión. Cerraba la procesión la Agrupación Musical Ubetense que, no nos cansaremos de decirlo, “suena divinamente”.
En el centro de todo este gentío se situó, como ha de ser, Nuestra Señora de Guadalupe, radiante bajo su palio color granate y mecida y arropada por sus fieles horquilleros (con camisa blanca y escudo bordado), un grupo de fidelísimos devotos que se ha visto incrementado en su número, gracias al tacto y a los buenos oficios de esta junta directiva, que no hace más que sumar sin escatimar esfuerzo alguno. Llamó la atención el gran número de mujeres entre sus filas, mujeres fuertes y jóvenes, que auguran un hermoso futuro a esta sección de incondicionales de la Virgen.
regreso al santuario
El domingo, día 12 de septiembre, culminarán estas maratonianas jornadas de trabajo para la hermandad, con la partida de la Virgen hacía el Santuario del Gavellar. A las 6’30 tendrá lugar una misa en la iglesia de San Pablo y sobre las 8’00 horas Pedro Ángel López Barella, en nombre de sus hijos devotos, la despedirá junto al Molino de Lázaro. Tras la despedida, la comitiva marchará hacia la aldea de Santa Eulalia y de allí hasta el Gavellar, donde la Virgen quedará con la esperanza de volver a Santa María el próximo mes de mayo.
Dicen que, cuando la Virgen se va, llega el invierno, la ciudad queda más desamparada y los ubetenses habrán de conformarse con el sucedáneo de quedar citados con la Madre en su morada invernal los domingos 2º y 4º de cada mes.
Actos
Despedida de la Virgen de Guadalupe
Mañana domingo, 12 de septiembre, a las 6.30 de la mañana se celebrará la Eucaristía en la Iglesia de San Pablo. A continuación, se trasladará a la Patrona hasta el Molino de Lázaro, donde será despedida por Pedro Ángel López Barella, celebrándose la Eucaristía a la llegada a Santa Eulalia y el Santuario.