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28/04/2024  

Al compás de Huelva

¿Un volcán en Doñana?

Todo es posible en Doñana, el ancestral y famoso coto de Doña Ana o paraíso de caza de no solo para los almonteños, sino para la mismísima realeza

Publicado: 30/11/2023 ·
20:11
· Actualizado: 30/11/2023 · 20:11
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  • Doñana. -
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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La imaginación lo puede todo  y, a la vista de lo sucedido durante los ultimos 50 años en este Parque Nacional  y/o Paraje Natural o como quieran denominarlo por razones políticas o por circunstancias estratégicas, que todo vale en estos tiempos, también nos hemos encontrado con el intento, allá por los años 70, de instalar en El Arenosillo una central nuclear por la Compañía Sevillana de Electricidad y, años más tarde, algo con una denominación extraña y contundente pero,  en definitiva peligrosa, depósitos subterráneos de gas (¿)…

Sí, porque todo es posible en Doñana, el ancestral y famoso coto de Doña Ana o paraíso de caza de no solo para los almonteños y pueblos circunstantes, sino para la mismísima realeza española. Bueno, luego vendría el ya famoso Palacio de las Marismillas o sede de descanso de la presidencia del Gobierno, toda una pasada que, con el pretexto de evitar la electrocución del águila real y otras aves emblemáticas, precisó del enterramiento del cableado para el suministro eléctrico de aquéllos respetables aposentos.

Bueno, pero vayamos al grano porque el otro día leo en un periódico de información general, y no precisamente en el ‘Hola”, algo parecido a aquellas famosas notas de sociedad como, en este singular caso, el apareamiento -insólito pero cierto por la foto anexa- de una pareja de linces “apareándose en el Parque Nacional de Doñana”, borrosa fotografía capturada, como es de suponer, en el centro de cría de linces de El Acebuche, cerca de Matalascañas, lo mismo que podría haber sido en la Estación Biológica de Doñana, pero en Sevilla, aunque lo de Sevilla viene a ser como un singular palacete y lo de El Acebuche tiene la particularidad de estar, evidentemente, en Doñana, que es lo más lógico (¿).

Yo creo que un lector de la citada revista del corazón -los linces también tienen corazón aunque solo coman conejos- no habría podido disimular su sorpresa y/o estupefacción ante tan relevante acontecimiento cinegético que tantos millones de euros nos cuesta sin contraprestación o ingreso alguno. Pero, claro, se trata de linces y solo cuestionarlos puede suponer cualquier defenestración para quien ose menospreciarlos. Sí, un vivo ejemplo de un lujo incalificable para mantener una especie animal mientras se vuelve la cara a la hora de poner sobre la mesa las verdades y mentiras de Doñana.

La verdad más humillante que conozco antepone las necesidades de un arenal o desierto con singularidades para los científicos, eso sí, como que se recortan derechos de aguas de regadío para crear riqueza en el entorno, con un futuro incierto, cuando, además, según mis referencias, la zona concentra una de las mayores reservas de agua subterránea conocidas -que la FAO declaró de Alto Interés Nacional, circunstancia de la que nadie echa mano- y mientras se enarbola la unión de Huelva y Cádiz por carretera, “lo más absurdo del mundo según un enamorado de la naturaleza” y, por si fuera poco -ahí está la clave-  el  coordinador para Doñana de WWF España ha llegado a decir que “conectar directamente Huelva con Cádiz implica hacerlo por Doñana. Punto. La SE-40 puede dar servicio a esas necesidades”. A sus órdenes, mi general, aunque no haya hecho la mili… ¡Ah¡ Y que nos dejemos de fantasías para acometer infraestructuras de llevar agua que no sea para Doñana. ¿Se acuerdan de Costa Doñana? La mayor aberración que conozco al despreciar en ese enclave de privilegio y todo un reto para el turismo por llegar...

 A lo mejor lo que necesitamos es un volcán, para que nadie pise la zona y lleve turistas sin molestar, eso sí, a los pobres linces. He dicho. (Bueno, lo decía hace bastante tiempo y con el texto en la reserva o en la recámara -como guste al lector- creo que los últimos acontecimiento y/o rifirrafe en nuestra particular Reserva de la Naturaleza todo aparenta estar en stand bay, y de hecho este lunes se ha presentado el acuerdo entre la Junta y el Gobierno).

 

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