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Littera, litterae

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Por definición, en el Diccionario de la Lengua Española encontramos, entre otras, que letra es un “conjunto de palabras puestas en música para que se canten, a diferencia de la misma música”. De la música también se podría hablar mucho, pero me centraré en las letras.

Nuestro COAC es entendido por cada cual a su modo, pero desde su origen ha sido un concurso de repertorios cantados, letras cantadas con más o menos acierto. Hemos pasado por casi todo, incluida una censura, y ahora disfrutamos de mayor libertad para expresar lo que se piensa y siente. Si solo hubiese música no tendríamos concurso, todos estaremos de acuerdo en que la letra es algo fundamental e imprescindible. Han pasado por el escenario hasta este momento sesenta y dos agrupaciones, y sinceramente hay que reconocer que ni la mitad de ellas han traído letras que tengan un mínimo de calidad para ser oídas en el escenario del Gran Teatro Falla.

Se agradece escuchar letras valientes, se aplauden las letras frescas que cuentan algo que ha pasado recientemente. La creatividad, el ingenio, la gracia auténtica y las letras bien construidas por personas que tienen ese don no se han perdido, por suerte para los aficionados. Sin embargo no todos hemos nacido con ese don. No todos podemos ser cantaores, deportistas de élite o astrofísicos.

Siento un gran respeto por aquellos que traen repertorios al concurso, pero los que vienen faltando el respeto acaban perdiendo el del público.

Esto no debe continuar así. Se está pidiendo a gritos una preselección para la fase preliminar. Entiendo que habrá muchos intereses, económicos principalmente, pero el que compra una entrada no merece escuchar letras vergonzosas.

Letras mal construídas, sin rimas, que no tratan temas de interés, el recurso fácil de la obscenidad...no deberían tener cabida. Cada vez somos más los que coincidimos en ello, es necesaria una eliminatoria previa. No, no todo se puede cantar en el Falla, y lo creo porque llevo más de la mitad de mi vida escuchando el concurso y, al mismo tiempo que ha ido creciendo el número de participantes ha disminuido la calidad media de las funciones.
No podemos permitir que cuando caiga el telón quede la sensación de haber escuchado algo bochornoso.

Y en medio de todo esto hay autores que se atreven a pedir para el jurado oficial expertos en literatura o lingüística… la que les podría caer encima. Porque el ya desgastado recurso de la holoturia no sé cómo sería evaluado por ellos.

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