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Irán, a vueltas con la fatua de Jameneí que prohíbe las armas atómicas

Teherán mantiene desde hace décadas que su programa nuclear tiene un uso exclusivamente civil y pacífico

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  • Jameneí -

La tensión con Israel ha avivado las llamadas de los sectores más duros de Irán para que el país se haga con bombas atómicas, lo que choca con la doctrina nuclear de la nación basada en una fatua (decreto islámico) del líder supremo iraní, Ali Jameneí, que prohíbe este tipo de armamento.

Teherán mantiene desde hace décadas que su programa nuclear tiene un uso exclusivamente civil y pacífico, en medio de las sospechas occidentales de que busca armas atómicas, y periódicamente surgen voces ultraconservadoras que piden que el país se arme nuclearmente.

Una postura pacífica en la que insistió anoche la agencia nuclear iraní, en medio de nuevas llamadas de algunos sectores para dotarse de armas atómicas mientras el país espera la venganza israelí por el ataque con misiles del 1 de octubre, que fue una represalia por los asesinatos del líder de la milicia libanesa Hizbulá, Hasán Nasrala, y el de Hamás, Ismail Haniyeh.

“La posición de Irán ha sido claramente definida por el decreto más fuerte, es decir, la fatua de la persona religiosa más alta que también ocupa la posición política más alta del país”, dijo el portavoz de la Organización de Energía Atómica iraní, Behruz Kamalvandi, al medio Nournews.

Kamalvandi se refería a Jameneí, la máxima autoridad religiosa y política de la República Islámica de Irán, quien en 2003 declaró “haram” (prohibido) las armas nucleares y biológicas.

“Consideramos que el uso de esas armas (nucleares) es haram y creemos que es deber de todos hacer esfuerzos para proteger a la humanidad contra esta gran amenaza”, sentenció el líder en una fatua que se puede leer en su página web en varios idiomas, entre ellos español e inglés. 

Una postura oficial que 39 parlamentarios ultraconservadores han pedido que se reconsidere en una carta dirigida al Consejo Supremo de Seguridad Nacional -órgano que tiene la última palabra en aspectos de seguridad en el país-.

El diputado y clérigo Hasan Ali Akhlaghi-Amiri, uno de los firmantes de la petición, alegó que Teherán debe cambiar su doctrina nuclear como medida de disuasión ante Tel Aviv porque “ninguna organización internacional e incluso los países europeos y Estados Unidos son capaces de controlar a Israel” en medio de su ofensiva contra Gaza y Líbano.

En su opinión, la fatua emitida por Jameneí prohibiendo la fabricación de armas de destrucción masiva “puede cambiar según las condiciones”.

Un aspecto en el que incidió otro de los firmantes de la carta: “La jurisprudencia chií es dinámica y el tiempo y el lugar afectan las fatuas”, dijo ayer el parlamentario ultraconservador Ali Asghar Nakhaei Rad, según el diario Donyaye Eghtesad.

Asghar explicó que la situación del país ha cambiado y expresó su deseo de que Jameneí “acepte” su teoría y permita que el país se equipe con armas nucleares.

Varios periódicos conservadores, como el oficialista Tehran Times, se han unido al coro de voces que piden o insinúan que el país cambie su doctrina, algo que miembros del Gobierno no creen que ocurra.

“Tengo entendido que el líder supremo ha mantenido la misma opinión desde el punto de vista estratégico, además que desde la perspectiva de la sharia (ley islámica), desde que emitió su edicto religioso”, dijo ayer a medios locales el vicepresidente para asuntos estratégicos Mohammad Javad Zarif.

Creciente programa nuclear

Esta situación ya se dio en abril de este año, cuando las tensiones se dispararon entre Teherán y Tel Aviv y se produjo el primer ataque directo iraní contra Israel, un bombardeo con cientos de misiles y drones, que fue una respuesta a la muerte de militares del país persa en el consulado iraní en Damasco.

Entonces, miembros de la Guardia Revolucionaria afirmaron que la doctrina nuclear civil del país podría cambiar por las acciones israelíes, algo que el Gobierno negó después.

En medio de estos debates religiosos y estratégicos, el programa atómico iraní continúa avanzando desde el colapso del acuerdo nuclear firmado en 2015 tras la salida unilateral de Estados Unidos.

Según el más reciente informe del OIEA, emitido en agosto en Viena, Irán produce uranio altamente enriquecido, hasta el 60 %, un material que apenas tiene usos civiles pero sí militares. 

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