Voces que no se rinden

Publicado: 28/11/2024
Autor

Juan Antonio Palacios

Juan Antonio Palacios es observador de la conducta humana, analista de la realidad y creador de personajes literarios

Curioso Empedernido

Curioso empedernido. Curioso de las tres pes, por psicología, la política y el periodismo, y alérgico a las fronteras y murallas

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Cuantas y cuantas mujeres que son más del 50% por ciento de la población mundial continúan plantando batalla, y haciéndose oír en todos los foros
De los alrededor de 8.200 millones de personas que habitamos la Tierra, son muchos los que padecen pobreza, persecución y todo tipo de padecimientos y demasiados los que no viven en democracia y sufren las mayores  humillaciones, pero afortunadamente a pesar de todo, hay muchas voces que gritan libertad y reivindican, ciudadanos que no se rinden.

Cuantas y cuantas mujeres que son más del 50% por ciento de la población mundial continúan plantando batalla, y haciéndose oír en todos los foros reclamando una sociedad más igualitaria y justa, en el que por ejemplo se termine con la brecha salarial y que la mujer cobre menos por realizar el mismo trabajo que el hombre o con la violencia de género, 

Desgraciadamente hay muchos que  intentan disfrazar bajo el epígrafe de violencia intrafamiliar como es el caso de los gobiernos de coalición PP y VOX, ignorando que más de 640 millones del mundo la padecen o que según la OMS, una de cada tres mujeres o sea un 30 %, ha sufrido alguna vez en la vida violencia física o sexual de un compañero sentimental o sexual.

Uno de los grandes fracasos de la humanidad , según el informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo es que dentro del gran marco de la desigualdad, 735 millones de personas padecen hambre, y en la lucha contra la misma no podemos permanecer impasibles ni callados.

Aunque quienes más suenan y más presentes tenemos, porque los vemos y oímos en todo momento, son las guerras de Ucrania y la franja de Gaza, no podemos olvidar que existen en la actualidad 56 conflictos bélicos activos y que tienen repercusiones internacionales con 92 países involucrados más allá de su fronteras. 

Y uno de los grupos más significativos de nuestra sociedad y que cada día quieren tener un papel más significativo son las personas mayores. Así por no emborracharles con datos, subrayar que la proporción de los mismos con más de 80 años se duplicó entre 2001 y 2020, y que quieren hacer oír su voz, sobre todo en problemas que afectan a llevar una vida sana y saludable y no invisibilizarles.

Mientras que en el mismo periodo el porcentaje de la población joven ha disminuido, pero también son voces que no se rinden y reclaman un mayor protagonismo en las decisiones que les afectan, el poder emanciparse  y llevar una vida autónoma, y una vivienda digna que puedan alquilar o comprar.

Son muchos los problemas y los riesgos, que nos mueven a reclamar y rebelarnos para que nuestras voces se hagan oír y tengan la mayor resonancia humana,  y que afectan al ámbito de los derechos de personas vulnerables y con necesidades vitales sin cubrir, a refugiados, a discapacitados, a gente sin nombre y apellidos, pero que no se rinden.

Lo que no podemos quedarnos, es en el puro gesto, en fingir que gritamos y solo movemos los labios, sin ser capaces de expresar nuestra fuerza interior, y huir de esa actitud falsa y sardónica que vemos en algunos personajes públicos o de esa mueca ridícula de otros, véase algunos  políticos, que parecen interesados porque les importa un rábano, que les lleva a parecer que les preocupa lo que no les interesa para nada.

Hay situaciones que por muy crueles que nos parezcan nos producen risa, como esos alcaldes que se retratan con todo los niños que se cruzan en su camino, y no son capaces de dedicarle un minuto de atención sino hay una cámara delante.

La experiencia y el duro batallar de los fracasos nos hace pensar que una de las actividades más serias que podemos hacer los humanos es reírnos, y como decía Pritchard, del que tuve el honor de ser alumno “No se deja de reír porque se envejece, se envejece  porque se deja reír”. Siempre habrá tiempo para llorar aunque sea de risa.
 

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