Elisabeth Heimerl es una valenciana que reside en Paiporta y que desde el día 29 de octubre lucha por salir a flote por culpa de las graves consecuencias que dejó la Dana en tierras levantinas. Ha sufrido muchas pérdidas materiales en una ciudad que ha afrontado la Navidad más triste de la historia, en fechas tan señaladas como la Nochebuena, la Nochevieja y el Día de Reyes.
Tenía vecinos y personas que conocía de vista que han fallecidoEsta mujer paiportina ha recibido procedente de Sanlúcar de Barrameda una lavadora y una nevera que se encargó de entregar Nino, de la Empresa El Surtidor, en esta localidad tan devastada. Este sanluqueño completó este desplazamiento por séptima vez y en esta ocasión estuvo acompañado por su mujer, Vicky, y sus hijas Lucía, de 13 años, y Carmen, de 9.
Eli intenta regresar cuanto antes a la normalidad pero no será nada fácil. Hace constar que “mi casa está más raseada, aunque literalmente me he quedado sin vivienda porque no dispongo de luz. Los plomos saltan”.
Recuerda como fue aquel día: “Estaba en mi casa y raramente no fui a trabajar porque hacía mal día en Paipora. Me encontraba en mi vivienda y la ciudad estaba en un estado normal. Resido enfrente del Barranco y es cuando la Policía Local empezó a comunicar que se había desbordado. Vivo en un bajo, tengo familia y le dije a mi marido que no viniera. Le llamé para avisarle que no lo hiciera. A las 19.30 horas entró mucha agua en mi casa hasta el punto que el nivel alcanzó el 1.80 metros. Tengo otra casa y ahí alcanzó el 2.65. Por suerte, tenemos un piso situado en una primera planta. Tengo un comercio, también situado en un bajo, que ha quedado destrozado e igualmente me he quedado sin coche”.
Asegura que “ temí por mi vida porque me di cuenta del peligro que estaba afrontando. La puerta de entrada se cayó en unos 10 minutos que fueron una barbaridad. Todo era cuestión de mirar hacia arriba. Se cayó la red del 112, no había cobertura ni para contactar con la familia ni con emergencias”.
Cuando llegó algo tan terrible dice que “vi a mucha gente llorando en un panorama todo todo era de color marrón. Parecía que habíamos sufrido un tsunami o que estábamos en una calle bombardeada en Ucrania. Es que incluso hasta una guerra hace menos”.
Valora que “Paiporta sabe que Sanlúcar de Barrameda tiene gente maravillosa. Yo alucinaba porque no sé si me merezco lo que tengo. Tenía vecinos y personas que conocía de vista que han fallecido. El número puede haber alcanzado el medio centenar de personas. Y lo peor es que hay muchas dudas y mucha crispación porque dos meses después todo está igual o incluso peor. En Nochevieja volvió a llover otra vez y todo quedó de nuevo embarrado. Toda Paiporta está igual y más porque es una ciudad plana”.
Reitera que “estoy muy agradecida por como ha actuado Sanlúcar y España en general. Nunca he estado en Sanlúcar de Barrameda pero estaría encantada de conocerla porque soy muy viajera. Seguro que iré algún día”.
Toca mirar el futuro sin olvidar el pasado y el presente.
