Luis Álvarez Duarte dejó un enorme vacío en la ciudad pero también
una gran dosis de aprendizaje en muchos de los que son hoy sus discípulos. Uno de ellos es el escultor
Luis Molano, que desde estos días trabaja en el que fuese el taller de Duarte.
Sobre algunas de las manías que ha heredado de Duarte al trabajar, Molano responde seguro que
son "todas", siendo algunas tan nimias como que "nada más que crece una flor del rosal,
se la pongo a las imágenes de María Santísima, de hecho hace poco hemos plantado los nardos para hacer lo mismo cuando llegue el mes de mayo". Lo mismo ocurre "con el incienso, que cada viernes se pone
un poco de incienso para ambientar un poco el taller", explica el escultor sevillano recordando a su maestro.
En la técnica a la hora de tallar, Molano siempre
intenta "seguir los métodos de él, aunque yo al ser más joven adquiero
herramientas nuevas y otras metodologías pero muy ligada todo a esa escuela tan ortodoxa del maestro Duarte". Actualmente, este escultor explica que se encuentra "de resaca emocional", debido a que ha entregado "las dos imágenes más grandes que ha realizado hasta la fecha que son el
Cristo de la Expiración de Jaén y el Cristo del Perdón para la Agrupación Musical de Guadix".
Vuelve a ver el reportaje en el
último programa de La Pasión.