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Enredados por la red

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Leo en edición de días atrás en este periódico que, “según concluye un estudio realizado por la red social profesional Víadeo sobre la situación del mercado laboral en Andalucía” –también es casualidad que sea una empresa con interés económico en la RED quien se decida a “enredar “, y dar el “queo” a navegantes- que “el 52 por ciento de los andaluces busca trabajo en las redes sociales”.
Así visto, y según son los pobres resultados para la región, donde se concentra junto con Extremadura los mayores niveles de desempleo de cuantos pueden estimarse en España, podría inferirse que no es muy producente la fórmula y hasta cabe, por aplicación directa de esas estadísticas, que mejor nos iría valiéndonos de otros métodos acaso más al pelo y más testados por la tradición.
Nada, en ese sentido, como el antañón pero certero, “mire usted de hacer algo por mi chiquillo”, que tan buen resultado dio de la postguerra a este lado, y que tan llenos dejó de trabajadores y administrativos los batideros de Domecq y los despachos del Ayuntamiento.
Era cosa de conocer al fulano –encargado de bodega o político- para que Domecq o la Casa Grande creciera como las madalenas en el horno, de harina, levadura de “mireusted” y aire -mucho aire-, hasta acopiar familias completas en los tajos.
Ahora, y ante la lupa escrutadora de Víadeo, a ver quién se atreve a negar la mayor; y, a ver qué supuesto ejecutivo niega que él también se enreda en la red buscando perfiles que afilar a la necesidad de restañar un compromiso a tiempo parcial para su empresa y hasta apuntilla que, si encontrara un master-¡ay, si encontrara un master!- le ofrecería al maestro currito de mando intermedio, que no es cosa que el maestro te pase por la taleguilla…
¿Quién niega esa modernidad con Víadeo presente? ¿Quién se priva? Y es que frente a la demoscopia, el ejecutivo más pintado se destiñe y el más centrado lanza un córner, no sea que le descubran en un punto débil, vaya, o con una cascada de ellos haciéndole aguas.
Es el curso de los tiempos y, como dijo el de Oñáz, "en tiempo de desolación nunca hacer mudanza" y se valora así ladrar al perro y maullar al gato, o decir de cada quien y a cada quien aquello que cada cual quiere oír. Es esto tan así, que hasta los partidos, que comienzan a saber que en la calle se vive peor, se echan a enredar e inventan redes y argamasas con que suplir su falta de ideología, solvencia, inteligencia, responsabilidad, tirón y buen sentido.





Sin temor al desangrado, se apuntan ahora, al calor de las asambleas abiertas que inauguró el 15-M, a abrir a la canal los partidos en la red, a deshuesarlos y eviscerar –como taxidermistas- sus viejos cuerpos hasta dejarlos magros, de forma que todos puedan –sin complejo- sentirse en casa, y dar y recibir –que a estas alturas traen apuntalado su orgullo- de forma que el criterio es vencer por número de enredados en su redes, no por criterios, acaso porque los políticos hayan descubierto que, de lo que se trata, es de no echar el próximo invierno a la intemperie.
Así, mientras hablan unos, desde la cresta de la ola, que en asunto político “ha muerto la diferencia”, plantean otros sistemas “abiertos” a todos los ciudadanos. Nada más cercano al “pensamiento único” propio de la ideología neoliberal y la apología del gobierno de los mercados…
Leo, también por aquí, que mientras el salario mínimo en Luxemburgo es de más de 1.750 euros y en Irlanda de 1.653, en España roza ya los 624. A la inversa, España goza de los más altos precios en cereales, alimentación y textil, también en ADSL, tan necesaria para la red…Mi oftalmólogo me tiene recomendado dejar de leer.


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