Mantengo desde hace años –la boutade me costó un suspenso en Selectividad- que, por ley no escrita, la derecha está predestinada a hacer políticas de izquierda y la izquierda políticas de derecha. Una y otra lo hacen sin querer y muchas veces a regañadientes y quebrando por un espurio sentido de Estado su propia ideología y traicionando a su parroquia o bancada, según sea el caso.
En aquella ocasión en que hube de plantear esta tesis como parte de mi fallido examen de Selectividad eché manos de dos acontecimientos casi paralelos en el tiempo o, al menos, de nuestra historia cercana y que, todavía en el tardo franquismo –corría por el almanaque el año 74-, no levantara asperezas ni produjera llagas al tribunal que me había de juzgar…Es claro que también en esto me equivoqué.
Traje así el relato de cómo el almirante Aznar –último dictadorcete de la monarquía de Alfonso XIII- sin querer hizo más por la II República que todos los firmantes del Pacto de San Sebastián, o de cómo, 3 años después, fue un gobierno republicano y rojo quien sembró de sangre roja y republicana la choza del Seisdedos, aquí al lado, en Casasviejas.
Pues bien, aunque aquello me costó el disgusto de suspender Selectividad en mi primera comparecencia, insisto en mi apreciación sobre cómo la derecha hace de izquierda y la izquierda de derecha, mal que a ambas les pese, y de cómo fue Felipe quien transformó su “OTAN, de entrada NO” en “y de salida menos…”, fue Aznar quien abolió la mili para profesionalizar el Ejército y alejar las armas del pueblo, Zapatero quien recortó las pensiones y Mariano quien sube los impuestos como nadie lo hizo desde que hay democracia…La derecha hace lo que haría la izquierda y la izquierda lo que toca hacer a la derecha y no se atreve…
Ahora, en Jerez, es nuestra María José García Pelayo, que debe sus votos a la Iglesia y algún que otro milagro, quien se lía la manta a la cabeza y anuncia a las Hermandades de Pasión que este año tendrá por penitencia pagarse a escote el montaje de los palcos si, acaso quieren – como todos presumimos- no perder el negocio de sacar santos a la calle y llevarse por esta ocupación –que tanto quieren y a quien tanto deben…- buenos réditos a sus balances económicos, ya se sabe, para obras de caridad, de esa que, a la católica y bien entendida, comienzan por ellas mismas…
Clara como el agua ha sido la alcaldesa…Y, según es mi tradicional criterio, ha venido a cumplir con una exigencia que los votantes de izquierda viene apadrinando de toda la vida y que la derecha ha hecho suya, aún con pesar, cual es que sean las Hermandades Penitenciales quien hagan sus purgas de Cuaresma financiándose el negocio, como lo haría cualquier hijo de vecina, montando y costeando los palcos que para su parroquia y lucimiento montan.
Para más INRI, la pobre María José concluye por afirmar –y sé que esto le pesa- que no es por falta de recursos económicos –¿Qué son 50 millones, como tiene el patio de acasas sin cobrar…?- sino porque ella, que ha ganado la varita de mando por ser mujer, de orden, de concierto y de derechas , no puede asegurar el mínimo orden ni concierto ni dar una a derechas en su Casa Grande y no está segura que a sus asalariados –perdón, asalariados no, que hace mucho que no les paga- no les dé la “picá” de dejarles los tablones en la calle y a medio montar, emulando el “a medio pagar” a que ya les tiene acostumbrados la alcaldesa desde que llegara al poder o a donde sea que ha llegado María José.
Ella – María José- lo hace sin convicción ni real voluntad política y hasta estoy seguro que, de ser cristiana- se confesará por ello; pero lo ha hecho y ha dejado a su parroquia sentada. Y a la bancada de enfrente tentándose la ropa y estimando cómo esta del PP ha hecho lo que la otra -¿la de izquierda?- no se atrevió a plantearse, mientras se dedicaba a creer que era alcaldesa de todos porque amplió la Carrera Oficial, elevó el número de palcos, costeó del bolsillo de todos el negocio de 31 hermandades-empresas sin supuesto ánimo de lucro, erigió monumentos y rebautizó calles a mayor gloria de santos, como si no estuvieran de antemano en ella y a la diestra de Dios Padre y necesitaran de su mando, su alcaldía y su vara para dejar de darla…
Bienvenida sea la decisión de María José de acercar la Carrera Oficial a la Vía “Dolorosa” que con ella dicen emular los católicos, y a esperar que cunda y acostumbre a los hermanos a costear y a llevar su cruz, si es que de ella se han de procurar su negocio y redención… Amén.