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Indulto racional

Me pregunto si somos libres o alguien nos otorgó permisos y licencias para tirar al suelo la obra de nuestros creadores...

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Están a punto de derribar el emblemático edificio que hace ahora 50 abriles diseñara y construyera en la plaza Esteve el arquitecto jerezano, Fernando de la Cuadra. El artista, ecléctico como pocos, creo el Jerez de mediados de siglo XX, el Jerez que todos hemos conocido y el que conforma nuestro referente como jerezanos: la Plata, un diseño de perlas con raíz en los “patios de Hacke alemanes” y con premios en Nueva York; La Vid, y hasta el monumento a la Asunción, en la plaza del mismo nombre, y a la propia puerta de su casa, donde falleció no hace demasiado.
No es la primera vez que vengo a referirme a este asunto, cierto que el antecedente no fue mas que circunstancial y de pasada.

Ahora tomo impulso al ver cómo toda la prensa se hace cargo del tema a cuentas de un post editado en el blog “Jerez, patrimonio destruido”, y es que de nuevo -por falta de cultura y sensibilidad- los poderes públicos entran a amputar de sus señas de identidad a la ciudad y, lo que mas duele, lo hacen con el aplauso general de la ciudadanía.

Por vaya usted a saber qué razón -no entraré a juzgar por no hacer amigos...- políticos y ciudadanía en general se dejan llevar por modas para construir y para demoler o, cuando estas pasan, se hacen cruces por lo construido o reniegan del pasado y se conduelen por el patrimonio dilapidado. Así pasó no hace mas que unos años con el neoclásico, como ocurrió a mediados del XIX con el barroco -cuánto arte de Jerez hemos dejado a la piqueta-, y de esa furia nos dejamos llevar para tapar los lienzos de muralla, o echar al suelo la Puerta Real -quién no ha quedado en ese lugar inexistente- la de Sevilla, la de Rota o el desconocido arco de Santiago...Espacios añorados e inexistentes, desaparecidos de nuestro escenario urbano en favor -se dijo- de la modernización de Jerez...

No es lejano aquel estúpido anhelo de este otro que ahora recuperamos como supuesto argumento para demoler el mejor ejemplo de arquitectura racional -rabiosamente fascista- puesta en un brete por el PP en acuerdo con la Zona Franca, mire usted por donde... Si en la demolición de las puertas de la muralla jugó un importante papel la supuesta necesidad de establecer comunicaciones ferroviarias entre bodegas y la estación de “pequeña” velocidad -de carga, para facilitar embarques en el puerto de Cádiz, también las comunicaciones interiores -ahora el transporte en autobús- es también la excusa para demoler el singular edificio de Fernando de la Cuadra en el solar del que fue famoso “patio” de San Francisco.

El acuerdo alcanzado entre Ayuntamiento y Zona Franca -que no firmado- asusta al saber que el equipo de Gobierno no termina de hacer pública su letra pequeña ni a los concejales en el Ayuntamiento, siendo así que ese acuerdo multimillonario está destinado a hacernos perder un edificio cuanto menos singular en favor de la construcción de cuatro marquesinas de autobús que ocupen su espacio, cuatro cubos de cristal de dudoso gusto y escasa funcionalidad. Se diría que los gobiernos locales, provinciales, regionales o nacionales pretenden dejar huella de por vida, importando menos si ésta es benéfica a la ciudadanía o un cáncer y, así, importa poco si se deja huella por crear o por destruir, por construir o por demoler. 

Ante estas circunstancias que abocan a una pérdida de la que habremos de condolernos en el futuro -dudo que Madrid decida jamás la demolición de los Nuevos Ministerios- y dado que este gobierno de Jerez ha dicho querer abrir la participación política a la ciudadanía, quizás convenga someter a criterio de expertos y hasta a referéndum la demolición del controvertido edificio del IARA que, dicho sea de paso, conforma con el edificio “isla” de Esteve con pasaje de San Francisco, de estilo moderadamente historicista -a juego con la joyita de El Gallo Azul, de Anibal González- , un conjunto único dentro de la ecléctica obra de Fernando de la Cuadra. Es por esto que me pregunto si somos libres o alguien nos otorgó permisos y licencias para tirar al suelo la obra de nuestros creadores...

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